Habiendo finalizado en diciembre la zafra 2019, bien vale hacer un repaso de ella, pero sobre todo, interesa cotejar la misma con lo ocurrido en los últimos 15 años, para saber si hemos avanzado o retrocedido y así deducir donde estamos parados.
Considero que un análisis de este tipo puede ser de utilidad para la actividad en su conjunto y sobre todo tocar temas de los que nadie dijo nada en estos últimos años.
Para la zafra 2019 tenemos a disposición el último parte oficial emitido el 15 de febrero del 2020. Respecto a la comparación de cifras entre las zafras, he comenzado desde 2005-06 puesto que esos dos años fueron por lejos, los mejores en cuanto a producción de calidad del cañaveral. Por ejemplo, en los valores medios de ambos años, hubo Rtos. fabriles de 11,14%, más 63,12 t/caña/ha y 7.034 kg azúcar/ha. A partir de aquello empezó un paulatino declive hasta el día de hoy (entre 2007 – 2019 la media fue de 5.417 kg/ha).
Si bien se muele más caña y se produce más azúcar total, eso no quiere decir que los rendimientos cualitativos hayan seguido el mismo camino, pues de las cifras que verán a continuación surge con claridad que el gran aumento del área cosechable, junto al tonelaje molido (crecimiento horizontal de la producción), estaba en discordancia con los rindes posteriores de las t/caña/ha y t/azúcar/ha, contradiciendo un sano principio de la economía agrícola cuando dice que lo importante son los crecimientos del tipo vertical, es decir de altos rindes por hectárea, pues así mejora la rentabilidad del campo.
Esto no es una novedad, pero cobra más relevancia con el sistema de pago por maquila, porque más azúcar/ha, son más bolsas a coparticipar entre productor e ingenio y viceversa. Cualquier especialista conoce esto, pero el sector parece no darle demasiada importancia y ello hace –a mi juicio- a los serios problemas financieros de muchísimos cañeros –entre otras cuestiones- que también juegan. La Gaceta del 28-08-2019 se hizo eco de eso, en la voz de muchos productores.
Según La Experimental (informe Sección Económica y Estadística, febrero 2020), el margen bruto de campañas 2016–17-18 no alcanzaba a cubrir gastos elementales para renovar y cultivar adecuadamente el cañaveral, a pesar que el precio de la bolsa de azúcar subía de un año para otro, pero paralelo hubo una fuerte caída en los rindes de esos años. La producción por ha cayó en 3,33 t/caña (5,6%) y la de azúcar en 880 kg/ha (24%), con alguna recuperación hacia 2019.
En ese contexto, el precio de la bolsa (sin IVA) subía un 90% entre 2016–18 y 32,5% hasta 2019. Los números hablan por sí solos, en la medida que las estadísticas sean confiables. Continuando con el análisis global, he trabajado con promedios provinciales, o sea el conjunto total cultivado, y, siguiendo la línea del llamado “azúcar equivalente” según la nueva expresión (ver cuadro siguiente).
Con relación a este cuadro, una reciente información del INTA (16 de Abril en “intucuman.info”), señala que se habían cosechado en 2019 solamente 219.301 ha, sobre una superficie total de 258.851 ha. La diferencia con la Experimental de 16.439 ha es mucha. Es mayor a toda el área cañera de Chicligasta. Si es así, habría quedado “caña en pie”.
Esto produce un cambio radical en las cifras comparadas con otras entidades. Desde hace bastante tiempo observo discordancia en los resultados con las imágenes satelitales entre la Experimental y el INTA. De ser como indica esta última, se habría logrado un record absoluto en la producción de caña/ha con 70,3 t. Por su parte la Experimental en el informe oficial citado, señala 56,47 t, cifra más próxima a la obtenida por el suscripto. Para una actividad agro-industrial como la sucro-alcoholera (crucial en la economía de Tucumán), debería haber estadísticas más homogéneas. En el tema del “azúcar equivalente” producido, surge el primer llamado de atención, por cuanto si nos guiamos por el enorme crecimiento del área cosechable (según la Experimental), el aumento de azúcar obtenido fue bajo (un 10% como máximo para 15 años). En síntesis: desde 2005 a la fecha se ganó en áreas cosechables dirigidas al parecer a zonas poco aptas del Este Tucumano (ver mapa adjunto).
Quizás encontremos una explicación a esto si comparamos con el área sembrada de SOJA, pues este cultivo bajó desde el 2010 de 254.530 ha hacia 172.300 ha en 2019, según la Experimental (menos 82.230 ha). Con la parte azucarera, se ganó en t molidas y azúcar producido (pero con mayores días de molienda). Aquí nos detenemos para explicar que esos mayores días obedece –según mi criterio- a que el aumento del área cultivada con la consiguiente mayor cantidad de caña disponible, no estuvo acompañado por un equiparable aumento en la capacidad de molienda diaria de los ingenios y entonces se alargo negativamente el periodo de cosecha. Lo normal en nuestro sub-trópico es cosechar entre 15 de mayo al 15 de octubre.
No habiendo heladas, se mantienen altos rindes y no se afecta la producción de las cepas para la próxima cosecha. Con heladas, se complica. Tomemos como referencia las últimas 15.000.000 t molidas. Entonces lo razonable sería contar –en conjunto- con una molienda pareja de 100.000 t netas/día, lo cual requiere fuertes inversiones. Los partes oficiales revelan altibajos en este aspecto pues encontramos oscilaciones entre 85.000 a 100.000 t/día. Por su parte en el análisis que efectuamos, vemos que se perdió en el Rto. fabril, en t/caña/ha y kg. azúcar/ha. Otra prueba surge con la estadística de la Experimental, quienes dicen para 2019, existe un 52% de cañaverales con pobres rindes, el 40% son medianos y solo el 8% buenos (22.023 ha).
El nivel bajo es menor a 56 t/caña/ha y con los promedios de la Experimental del cuadro precedente más la escala del mapa, el valor encontrado estaría en el límite mínimo de “cañaverales medios”. A pesar de ello, el precio actual del azúcar tipo “A” se defendió bien, al extremo que tomando los datos del CACTU, desde octubre 2019 hacia abril 2020 subió 138%. El 15 de ese mes, el precio de la bolsa en ingenio (con IVA incluido), oscilaba como “aceptable” en $2000–2050. Al cambio oficial de $67 por dólar, serian por bolsa U$S 29,8 ($39,9/kg), valores superiores al crudo exportación y al refinado (contrato 5, Londres), según cifras a marzo. En noviembre el crudo estaba en U$S 280/t y bajó a U$S 248/t, mientras el refinado también bajaba de U$S 342,6/t a 339/t.
Otro tema que llamó la atención en este análisis, es el referido a la molienda de “materias extrañas” que acompañan a la caña cosechada mecánicamente o “trash”. Así vemos que el promedio entre moler caña “bruta” menos caña “neta” durante zafras 2014–2018 fue del 9,05% ‑cifra razonable- mientras en zafra 2019 (con datos al 30/10), había alcanzado 24,12% (una enormidad). Ello surgió después de moler (hasta esa 5 fecha), 14.790.199 t de caña “bruta”, menos 11.203.919 t de caña “neta (según planilla oficial), es decir que podemos deducir se molieron 3.583.280 t de un material que “no es caña), para lo cual se gastó combustible, energía, etc. de ser ciertas estas cifras, ¿se reparó en ellas?.
Lo notable es que la molienda de esa “no caña” superó por lejos a la molienda total del mayor ingenio de Tucumán, que a la fecha era de 2.833.220 t. con una cosa así pierden todos. Pierde el campo y pierden las fábricas, producto de la caída en los índices de calidad de la materia prima molida, pues ese material extraño las afecta totalmente, traducidas en pérdidas del Rto. fabril, en la pureza del jugo, en el pol%caña real y en el ingresado a fabrica, en la cantidad de jugo extraído por aumento de fibra y muchas variables más.
En resumen, menos azúcar a las bolsas, ¿Cuánto cuesta eso?.
Para enrarecer más el panorama, el 15 de febrero salió el último parte oficial de la zafra 2019 y allí nos encontramos con sorpresas, pues no existen datos de caña “neta” molida, ni de Rtos % netos. Aparece una molienda “bruta” total de 15.414.552 t, con un Rto de 8,996% y un total de “azúcar equivalente” de 1.386.737 t.
El azúcar “físico” reportado fue de 1.110.252 t.
Una diferencia del 20%. De esta forma al no disponer de los valores “netos” de molienda, se desconocen los valores de “no caña” molida. Observamos que es floja la estadística. Tan distinto a Brasil, donde por pagina web se dan a conocer diariamente todas las cifras de producción y precios, tanto del etanol como del azúcar. Un dato interesante es que en Tucumán la diferencia de precio del azúcar en bolsa vs góndola es del 42,5%, mientras en Brasil es del 52%, pero resultando un 37% más barata en valores absolutos.
Esta diferencia surge por el distinto valor de las monedas locales frente al dólar. Enfocado económicamente el tema, lo hacemos tomando como base el reciente trabajo de la Experimental, donde menciona que en 2019, renovar, cultivar, cosechar, etc, una hectárea de caña de azúcar significó un gasto de $33.734, de las cuales la cosecha y el transporte significaron el 60%, mientras cultivar era el 25% y renovar el 15%. El citado trabajo indica que considerando el 58% de coparticipación y con los gastos señalados (sin IVA), el margen bruto quedaría en 22 bolsas por hectárea (1.100 kg), valor superior a lo encontrado entre 2016–18. Los resultados de ese trabajo parecen indicar que la mejora en el margen bruto, fue consecuencia de la mejoría en el precio del azúcar, independiente de la tecnología.
Así pensamos que dicho precio condiciona a la tecnología aplicada por los costos del proceso. También está sujeto que –a nivel país- exista un equilibrio entre el volumen físico del mercado interno, que es inelástico, más el volumen del equivalente azúcar/etanol y del sobrante para atender los compromisos firmes de exportación. Si no se saben manejar los excedentes, las caídas de precios en el mercado interno serán inevitables y las crisis recurrentes. En resumen: en 15 años no se mejoro en cuanto al promedio provincial de los kg/azúcar/ha, verdadero parámetro de calidad. Todo depende si las estadísticas son confiables.
Por Franco A. Fogliata — Ing. Agrónomo.
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