Agosto — Septiembre 2019. Tucumán será la sede del XXX Congreso Internacional de Técnicos de la Caña de Azúcar (ISSCT).
En las redes sociales suelen aparecer cosas interesantes, como en la última página oficial de la Sociedad Rural, mediante la cual señala “Argentina en la mira de las zonas cañeras del mundo”, a raíz de la organización del próximo Congreso de la Sociedad Internacional de Técnicos de la caña de azúcar (ISSCT), que se efectuará por primera vez en el país y que también lo publicó LA GACETA.
Existe un antecedente anterior, que fuera la gira post-Congreso que la ISSCT realizó aquí en Tucumán en 1997, luego del Congreso que se había llevado a cabo en Sao Paulo, Brasil. En esos años nuestra relación de intercambio tecnológico era muy intenso, pues existía de por medio un gran convenio de cooperación firmado entre la Estación Experimental (Obispo Colombres) y el PLANALSUCAR de aquel país.
A propósito de este próximo Congreso, surgió la idea de revisar nuestras estadísticas semi-oficiales acerca de la actividad azucarera local, ya que estadísticas oficiales amplias y disponibles no consigo, cosa muy distinta a lo que ocurre en cualquier país azucarero serio. Información existe, pero dispersa. Con paciencia se la puede reunir. Veamos los números que encontré y qué podemos exhibir a los concurrentes al ISSCT 2019.
En la zafra 2018, la superficie cosechable según la Estación Experimental fue de 273.460 ha, con una molienda de algo más 15,83 millones de toneladas de caña bruta, lo cual arrojaba un rinde de 58 t caña/ha. Ello se traducía en más de 1,362 millón de t de ”azúcar equivalente”, con un rendimiento fabril de 8,607%.
Esta denominación es con un nuevo lenguaje, al mezclarse los temas de azúcar y alcohol. Como se observa, los valores cualitativos son bajos, siendo el menos logrado desde 2005 y 2006 con cifras de 11,07 y 11,21%, respectivamente. En 2006, la superficie solo alcanzaba 203.170 ha, con rindes de 67 t caña/ha y 1,525 millón de t de azúcar.
Haciendo comparaciones, los comentarios huelgan. Eso sí, ahora tenemos 70.190 ha más con caña, mientras las disminución de rendimientos por hectárea era paulatina. Nada para alegrarse.
Por otro lado surge un volumen de “azúcar físico” de algo más de 1,069 millón de toneladas, que parece ser lo real que existía en las bolsas. Tomando en cuenta que el consumo nacional está alrededor de 38 kg/habitante/año, el mercado interno requeriría de 1,653 millón de t/año, con lo cual Tucumán aportaría el 64% del total, si estas cifras son correctas, sin tomar en cuenta el clásico stock de reserva.
Pero el tema no termina aquí, pues aún con el “azúcar equivalente” no llegamos a 5.000 kg azúcar/ha. frente a valores de entre 6.000 a 7.000 kg de años atrás. Algo está pasando en términos globales.
Según los datos de la EEAOC, de aquella superficie cosechable, sólo el 8% son cañaverales “buenos” (20.190 ha), el 40% son “medianos” (108.270 ha) y el 52% restante son “pobres” (144.100 ha). Los resultados son magros en alto porcentaje. Esa es la realidad que debemos aceptar.
Revisando las Memorias Anuales de la Experimental, se observa que cuando logramos sacar adelante al “Tucumán azucarero” (al cabo de 7–8 años de intensos trabajos) luego de la gravísima crisis de 1966–67, con los 11 ingenios cerrados compulsivamente, los rindes medios eran de 54 t caña/ha.
Ese valor era la referencia para calcular el costo de producción, y en base a ello se pagaba la materia prima. Reflexionemos con objetividad estas cifras, tomando en cuenta los 45 años de distancia. ¿Alguien reconoce esto hoy en día? Creo que nadie, aunque puedo equivocarme.
Veamos ahora el tema del alcohol. El USDA de los EEUU (Boletín 1873) hace un seguimiento a fondo sobre las políticas de biocombustibles y publica sus resultados. En 2018, Argentina consumió 9,40 millones de m3 de naftas, que al 12% de mezcla son 1,128 millón de m3 del etanol, pero se produjo un poco menos o sea 1,122 millón de m3, que cubre el 11,9%.
Para el año calendario, el alcohol de caña fue de 540.058 m³, y el de maíz 581.685 m³, que representaban el 48,16% y 51,83% respectivamente. Tucumán produjo 314.084 m³, o sea que aportó el 58% del alcohol de caña de melaza y mieles. Pareciera que nos vamos quedando. Respecto a precios del alcohol de caña , la Resolución 23/2019 de la Secretaría fijó para febrero $ 22,542/l, y al maíz $ 20.276. La suba respecto a enero fue del 1,5% y 2,5%. ¿Razones? No se dieron.
De todas formas, los precios del alcohol en “bolsa equivalente” son mejores que el de “azúcar crudo exportación”. ¿Por qué? En el primer caso llega a $ 686,15, para los 30,4 l/bolsa de 50 kg, mientras que el crudo está en $ 564 vagón ingenio, a razón de hoy de 12,84 centavos de dólar por libra (Contrato 11). El azúcar blanco según Contrato 5 está en U$S 340,70/t, que representa $ 681,40 en ingenio.
Vistas así las cosas, a Tucumán le queda un largo camino para mejorar todos sus cañaverales, apostar más por el etanol y llevarlo de mínima al 15%, como era 40 años atrás, y obviamente ganar rentabilidad. En suma, no descubrimos la pólvora. Analizado el conjunto, los números son magros, dado el potencial existente, a pesar de que el precio del mercado local se recuperó.
Sin embargo, en todo este espectro, Tucumán sigue en mora para modernizar sus técnicas analíticas, equipamiento de laboratorios, nuevas fórmulas de cálculo en base a los “análisis directos” con prensas hidráulicas, etcétera, como procede el mundo azucarero de avanzada.
Atrás quedaron fórmulas y parámetros que tienen una antigüedad de 50 años en unos casos, y de 100 años en otros, que fueran diseñados para caña pelada a mano y no de cosecha mecanizada. También somos únicos en el NOA en tener hasta siete fórmulas distintas para calcular el rendimiento fabril, cuando los países de avanzada se manejan con una sola. Basta mirar Brasil. Aquel proceder crea confusión. Por Franco A. Fogliata.
Fuente: La Gaceta.
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