Qué paliativos tienen las pymes frente al cierre hasta fin de marzo del mercado de cheques

El Banco Central suspendió el clearing bancario ‑compensación de cheques de clientes entre entidades- durante la vigencia de la cuarentena.

La tec­nología aún no elim­inó el mecan­is­mo de com­pen­sación de las órdenes de pago libradas con­tra sal­dos en una cuen­ta ban­car­ia, pero creó una opción más efi­ciente.

Una de las medi­das del Ban­co Cen­tral para adap­tar la oper­a­to­ria del sec­tor financiero al ais­lamien­to social pre­ven­ti­vo y oblig­a­to­rio dis­puesto ante el avance de la epi­demia de Covid-19 fue la de sus­pender el clear­ing ban­car­io ‑com­pen­sación de cheques de clientes entre enti­dades- durante la vigen­cia de la cuar­ente­na.

“Entre el 20 de mar­zo y el 31 de mar­zo de 2020 inclu­sive no habrá com­pen­sación de elec­tróni­ca de cheques, por lo que las sesiones de clear­ing se reanudarán el 1º de abril de 2020. Este lap­so de días no com­putará para el vencimien­to de pla­zo de 30 días para la pre­sentación al cobro”, pre­cisó la Comu­ni­cación A 6942 del Ban­co Cen­tral.

La decisión se fun­da­men­ta en el cierre durante el perío­do de las sucur­sales ban­car­ias, porque aún en pleno siglo XXI el mecan­is­mo de com­pen­sación de las órdenes de pago emi­ti­das con­tra sal­dos en cuen­ta cor­ri­ente requiere de la inter­ven­ción físi­ca de per­son­al de las enti­dades para su proce­samien­to pri­mario, y su trasla­do luego a través de trans­porta­do­ras de cau­dales a las cámaras que clasi­f­i­can a los cheques por ban­co, para luego deter­mi­nar los sal­dos a favor y en con­tra de cada uno y sólo trans­ferir los mon­tos netos de dinero en for­ma elec­tróni­ca. Sólo muy pocas insti­tu­ciones tienen desar­rol­la­do y acti­vo el mecan­is­mo de depósi­to de estos instru­men­tos de pago a través de la foto en pan­talla de un cajero automáti­co (ATM).

Según fuentes del sec­tor, “en el nue­vo esce­nario no hay for­ma de proce­sar los cheques. Ni siquiera a través de las ter­mi­nales de autoser­vi­cio, porque depen­den de la inter­ven­ción humana una vez al día”.

La inqui­etud y malestar que ráp­i­da­mente invadió a pequeñas y medi­anas empre­sas y cuen­tapropis­tas se fun­da­mente en que muchos de ellos depen­den del flu­jo de fon­dos que les gen­era la aceptación de cheques, y que a través de endosos pasa­ban de manos en pago de otras obliga­ciones, has­ta su cobro final, en par­tic­u­lar los de pago diferi­do, a través de un depósi­to ban­car­io o pre­sentación en ven­tanil­la en los casos emi­ti­dos al por­ta­dor o nom­bre de una per­sona no trans­feri­ble.

De acuer­do con estadís­ti­cas del Ban­co Cen­tral se tra­ta de un mer­ca­do que rep­re­sen­ta en mon­to total de instru­men­tos de pago el 7,7% del total de los débitos ban­car­ios, es decir menos de 1 cada 12 opera­ciones. El primer lugar lo ocu­pa el débito automáti­co 47,1%; segui­do por la pre­sentación a la enti­dad de notas de débito 34,6%; y los débitos acor­da­dos a ter­ceros 10,7% restante.

Mien­tras que en tér­mi­nos de can­ti­dades físi­cas de cheques que se mueven en el sis­tema, unos 7,6 mil­lones por mes, rep­re­sen­tan algo más de 3,5% de los instru­men­tos de pago, y se reduce a 3% la que se com­pen­sa diari­a­mente entre las entre las cámaras habil­i­tadas al cierre del horario ban­car­io.

La “orden de pago libra­da con­tra un ban­co por parte de quien tiene fon­dos pre­vi­a­mente deposi­ta­dos en una cuen­ta en la enti­dad financiera a favor de otra per­sona, humana o jurídi­ca, para su cobro en ven­tanil­la o a través de acred­itación en otra cuen­ta, y débito en la del emisor, a la fecha del doc­u­men­to”, como se define al cheque, tiene su ori­gen en el Siglo XVI, en Nápoles, Vene­cia, y Holan­da, aunque algunos autores lo remon­tan a fines del 1300, con los primeros cer­ti­fi­ca­dos de depósi­tos emi­ti­dos por ban­cos ital­ianos, como antecedente primero. Aunque la reglamentación plan­e­taria de su uso se gen­er­al­izó a par­tir de fines del Siglo XIX y comien­zos del Siglo XX, como en el caso de la Argenti­na con la creación del Ban­co Cen­tral.

Y con el desar­rol­lo de la tec­nología, la difusión de las trans­fer­en­cias ban­car­ias elec­tróni­cas a través de la Clave Ban­car­ia Úni­ca (CBU) el del cheque como medio de pago fue cayen­do ver­tig­i­nosa­mente, al pun­to que mien­tras a comien­zos de 2017, luego de que el Ban­co Cen­tral habil­i­tara el “Alias CBU”, para facil­i­tar la iden­ti­fi­cación de las trans­fer­en­cias entre enti­dades, rep­re­senta­ba has­ta casi 13% del total, el últi­mo dato pub­li­ca­do a enero 2020 lo ubi­ca­ba por deba­jo del 4%, y un pun­to menos la fran­ja que lle­ga­ba al clear­ing.

Trans­fer­en­cias elec­tróni­cas

Y aho­ra, con el nue­vo esce­nario deriva­do de la pan­demia de Coniv-19, la alter­na­ti­va que les que­da a esa pequeña fran­ja del mer­ca­do para no inter­rum­pir el cobro de opera­ciones com­er­ciales y financieras que se cursa­ban por medio del cheque, y dejar cor­tas de liq­uidez a varias empre­sas y per­sonas, es abo­carse a la trans­fer­en­cia ban­car­ia direc­ta por inter­net, por aho­ra sin cos­to para opera­ciones de has­ta $125.000 por cajero automáti­co y $250.000 por inter­net, como regla gen­er­al, y mon­tos supe­ri­ores a cri­te­rio de cada ban­co donde se tiene abier­ta una cuen­ta con depósi­tos en cuen­ta cor­ri­ente, o a la vista, como caja de ahor­ro en pesos. Algu­nas tienen acred­itación inmedi­a­ta y otras a las 24 horas de ges­tion­a­da.

Sobre todo, porque todo el que tiene una cuen­ta ban­car­ia, no sólo dispone de una tar­je­ta de débito para extraer fon­dos de un cajero automáti­co, sino tam­bién para oper­ar por inter­net, pre­vio paso de obten­er una clave de “home bank­ing”, en gen­er­al en un ATM de la propia enti­dad, casa cen­tral o sucur­sal.

Y para quienes uti­liz­a­ban el cheque como instru­men­to de crédi­to de cor­to pla­zo, con la orden de pago diferi­do, el Ban­co Cen­tral habil­itó una línea de finan­ciamien­to espe­cial de cor­to pla­zo a una tasa sub­sidi­a­da del 24% anu­al, la cual puede ges­tionarse con la enti­dad que se opera habit­ual­mente por el canal elec­tróni­co y mesa de ayu­da que tienen todas las enti­dades, y que reforzaron la aten­ción en la nue­va coyun­tu­ra..

De este modo, el efec­to de la rup­tura de la cade­na de pagos se reduciría a los canales inter­me­dios entre el emisor y el recep­tor final de un cheque que no opera con los ban­cos y que esta­ba acos­tum­bra­do a recibir ese doc­u­men­to con­tra una prestación com­er­cial, que luego trans­mitía a otro por la vía de un endoso, o lo vendía “descon­ta­ba” a un pre­cio val­or en insti­tu­ciones ded­i­cadas a eso. ,

En gen­er­al la fran­ja no ban­car­iza­da suele estar vin­cu­la­da con la infor­mal­i­dad, es decir la economía en negro, los cuales en modo agre­ga­do rep­re­sen­ta un 40% del mer­ca­do de tra­ba­jo, pero en tér­mi­nos de transac­ciones con cheques, sería notable­mente menor, porque usa más el dinero en efec­ti­vo, para evi­tar su iden­ti­fi­cación.

Fuente: Infobae.