La soja, una nueva aliada de la caña en las rotaciones

La oleaginosa corta el ciclo del cultivo clásico y sanitiza el suelo; en suma, la ecuación final agronómica es mejor.

La soja tam­bién se está hacien­do lugar entre las diver­sas activi­dades de Ledes­ma. Y ofrece ben­efi­cios que van más allá de los rindes com­er­ciales. Aquí se pon­dera espe­cial­mente el rol de san­i­ti­zador de los lotes de caña: la oleagi­nosa cor­ta el ciclo de cier­tas malezas y de la microflo­ra del sue­lo. Además, com­pro­baron que, como tam­bién sucede en otras rota­ciones, después de un ciclo sojero la caña de azú­car rinde más.

Si bien hace 8 años que se cul­ti­va de man­era reg­u­lar, en las últi­mas tres cam­pañas se ha imple­men­ta­do de man­era sis­temáti­ca y pro­gre­si­va. El pro­ce­so ha cre­ci­do des­de las primeras 20 hec­táreas, en 2016, has­ta las 450 que se implan­taron en la últi­ma cam­paña, con rendimien­tos de entre 1.500 y 2.000 kg/ha.En la próx­i­ma, se dupli­cará la super­fi­cie: está plan­i­fi­ca­do plan­tar 1.000 hec­táreas en el próx­i­mo enero.

“La caña, que se cor­ta todos los años pero se resiem­bra cada cin­co, tiene dos épocas de plantación: una en diciem­bre y otra en invier­no. Esta últi­ma modal­i­dad tiene la ven­ta­ja de no perder ningu­na tem­po­ra­da típi­ca de pro­duc­ción cañera, pero tiene la con­tra de que no se puede hac­er ningún tipo de bar­be­cho para limpiar el lote de malezas de ori­gen pare­ci­da a la caña, por ejem­p­lo las gramíneas; con las de hoja ancha es más factible el con­trol.

La segun­da desven­ta­ja es que sin rota­ciones de cul­tivos, la microflo­ra del sue­lo que ata­ca a la caña se sigue repro­ducien­do.Algunos patógenos se van repro­ducien­do al ten­er la mis­ma comi­da, si se siem­bra la mis­ma especie. Pero al cam­biar por una legu­mi­nosa se bal­ancea ese impacto en el lote”, expli­ca Fer­nan­do Del Pino, ger­ente de Opera­ciones de Azú­car y Alco­hol.

Las planta­ciones de caña en diciem­bre-enero ofre­cen tres meses para hac­er un bar­be­cho quími­co, por ejem­p­lo con gli­fos­ato, y rea­condi­cionar el sue­lo para el cul­ti­vo. Sin embar­go, la prin­ci­pal desven­ta­ja de eso es que se pierde prác­ti­ca­mente un ciclo, ya que no se puede cor­tar la caña el invier­no sigu­iente y por ende se deben esper­ar 18 meses para el primer corte.

De esa “pér­di­da” se encar­ga la soja; la com­pen­sa con mejores rindes de la nue­va caña, que en vez de 5 años suele aguan­tar bien uno más, por el desar­rol­lo radic­u­lar supe­ri­or de la caña y porque son cam­pos que lle­gan muy limpios, con un bal­ance edafológi­co muy bueno. O sea, una caña rota­da con soja en ver­a­no, que tiene 12 meses de desar­rol­lo, brin­da rindes pare­ci­dos a una caña de 18 meses plan­ta­da sin la rotación con soja”.

En este esque­ma, la soja se plan­ta entre el 15 de diciem­bre y el 15 de enero, se cosecha en la segun­da quin­ce­na de mayo, y luego de eso se plan­ta la caña, que ofrece rindes muy buenos; no sólo el primer año sino tam­bién en los últi­mos del lus­tro habit­u­al. “Estos lotes están dan­do rindes como para dejar la mis­ma caña un año más, lo cual es una impor­tante ven­ta­ja agronómi­co-oper­a­ti­va”, resaltó Del Pino ante Clarín Rur­al.

La renta com­er­cial de la soja, si bien no es des­deñable, no es aquí la prin­ci­pal aspiración todavía, porque al pen­sarse como com­ple­men­to de la caña ‑lo que podría con­sid­er­arse un cul­ti­vo de ser­vi­cio- no se pri­or­izan las recomen­da­ciones de fechas y cic­los ide­ales de la oleagi­nosa, más allá de que la dis­tan­cia de los puer­tos tam­bién condi­ciona la rentabil­i­dad final de este gra­no.

Otra legu­mi­nosa que tam­bién plan­taron, con el mis­mo obje­ti­vo, es el poro­to Mun­go, que tiene un ciclo más cor­to que la soja y per­mite implan­tar la caña de azu­car 15 días antes en invier­no.

Fuente: Clarín.