INGENIO LA ESPERANZA | “El incendio nos hizo cambiar nuestros planes originales”

La fuerte inversión de fondos posibilitó la zafra, duplicó la producción, y potenció el uso de combustible sustentable

Tras el dolor por el trági­co incen­dio, la incer­tidum­bre y desazón gen­er­adas por la pan­demia, el equipo de la empre­sa Gestión Inmo­bil­iaria del Norte (Gin­sa), del Grupo Budeguer, apos­tó a una fuerte inver­sión, ten­di­ente a recu­per­ar el Inge­nio La Esper­an­za y cumplir con el sueño de la comu­nidad toda, de conc­re­tar la zafra 2020, en medio de un panora­ma des­o­lador. Entre otros logros, se desta­can la recon­struc­ción de las calderas, cuya refun­cional­ización, dio lugar al uso de com­bustible sus­tentable, deriva­do de la fibra de la caña de azú­car, reducien­do a cero el con­sumo de gas.

De acuer­do a lo expre­sa­do por el empre­sario Luis Budeguer, el obje­ti­vo pri­mor­dial es impul­sar al inge­nio a su máx­i­mo poten­cial de desar­rol­lo, des­de las inver­siones que nece­si­ta y se trans­forme en una fuente de tra­ba­jo segu­ra y con­fi­able para lle­gar a mol­er 12 mil toneladas de caña de azú­car diarias.

Mues­tra de ello, fue el tra­ba­jo desar­rol­la­do en este tiem­po de pan­demia, donde a difer­en­cia de otros, Inge­nio La Esper­an­za con su enver­gadu­ra de puestos lab­o­rales con­tin­uó tra­ba­jan­do y generan­do ingre­sos para los tra­ba­jadores, cumplien­do con todos los pro­to­co­los de seguri­dad posi­bles y sal­van­do los obstácu­los que gen­eró esta cri­sis san­i­taria y lo que implicó la recu­peración de las pér­di­das sufridas tras el incen­dio.

En una entre­vista con El Tri­buno de Jujuy, Luis Budeguer com­par­tió la inédi­ta y dolorosa expe­ri­en­cia que le tocó vivir a poco de haber toma­do pos­esión de la empre­sa y hac­er frente al desafío de lev­an­tar­la des­de las cenizas. “Muchas veces estuve pre­ocu­pa­do, pen­san­do que no íbamos a poder lograr el obje­ti­vo, pero eso nun­ca fue una opción para mí. Pusi­mos todo el empeño que nos car­ac­ter­i­za porque somos una empre­sa emprende­do­ra, que encara cada desafío y apues­ta a seguir cre­cien­do en lo que sabe­mos hac­er, que es la caña de azú­car. Adquirir el inge­nio fue una opor­tu­nidad, un desafío y aquí esta­mos para hac­er real­i­dad el sueño nue­stro, que es tam­bién de los tra­ba­jadores y de la comu­nidad y les doy mi pal­abra que lo vamos a lograr”, enfa­tizó el empre­sario.

Sub­rayó que, pese a la trage­dia, nun­ca fue una opción no mol­er, al con­trario, fue un desafío may­or volver a recon­stru­ir el inge­nio. “Tuvi­mos que inver­tir fuerte­mente para ase­gu­rar la pro­duc­ción de vapor, y recon­stru­ir las cua­tro calderas en un tiem­po récord. Comen­zamos los tra­ba­jos en febrero y pudi­mos empezar la zafra en sep­tiem­bre. Fue faraóni­ca la obra, tenien­do en cuen­ta la pan­demia, sabi­en­do que no íbamos a poder con­tar con todos los con­tratis­tas, que los provee­dores y los insumos no lle­ga­ban por todas las reclu­siones a la cir­cu­lación que nos tocó vivir. Sin embar­go, logramos el obje­ti­vo gra­cias al esfuer­zo de todo el equipo. Repo­ten­ci­a­da la caldera, hoy no esta­mos que­man­do gas. El tra­ba­jo de dos años lo hici­mos en meses, somos una empre­sa que no baja los bra­zos. El incen­dio nos llevó a cam­biar los planes orig­i­nales que teníamos al com­prar el inge­nio, como con­stru­ir una caldera nue­va que reem­place a las que había y con ella gener­ar energía y una des­til­ería nue­va en otro lugar. Luego del incen­dio tuvi­mos que recon­stru­ir, refor­mar y repo­ten­ciar las calderas que había”.

Budeguer sos­tu­vo con orgul­lo que, a difer­en­cia del año pasa­do, el equipo logró reducir a cero el con­sumo de gas. “Este es el gran cam­bio: el año pasa­do con­sumíamos 40 a 50 mil met­ros cúbi­cos de gas por día, hoy esta­mos en cero gas, todo lo que que­man las calderas es baga­zo, la fibra de la caña de azú­car y es una fuente de energía ren­ov­able. En la zona de trapiche, uti­lizamos una línea de molien­da que tiene más poten­cial de crec­imien­to para los planes de expan­sión que ten­emos. El año pasa­do esta línea de molien­da molía 4.500 toneladas por día y hoy esta­mos en una línea con­stante de 6.000 toneladas de caña por día. Nue­stro obje­ti­vo a medi­ano pla­zo es lle­var a este inge­nio a 12.000 toneladas de caña por día, en un pro­ce­so que nos lle­vará tres o cua­tro años, con lo que dupli­caríamos la pro­duc­ción de hoy y trip­li­caríamos la pro­duc­ción de hace dos años. Gra­cias a Dios, pudi­mos com­ple­tar los planes para lle­gar a esta zafra que finalizará a fines de noviem­bre. La Esper­an­za tiene aho­ra otro movimien­to, creo que el bien­es­tar de la comu­nidad ha mejo­ra­do, pro­duc­to de que la fuente lab­o­ral está acti­va y fuerte”, dijo el empre­sario.

Prevención por la pandemia

Por su parte, la admin­istrado­ra Luz Ver­gara indicó que durante la pan­demia se brindó todo el soporte pre­ven­ti­vo y seguimien­to a todo el per­son­al para restar el ries­go san­i­tario, dan­do como resul­ta­do el no haber tenido ningún fal­l­e­ci­do por Covid-19. “Es destaca­ble el esfuer­zo puesto de man­i­fiesto por todos en esta primera zafra que fue muy dura, dadas las condi­ciones en las que se recibió la empre­sa. Un gran reto que pudi­mos afrontar con el acom­pañamien­to de los tra­ba­jadores que son tes­ti­gos del com­pro­miso que asum­i­mos para sacar ade­lante a la empre­sa, des­de julio de 2019”, dijo.

En tan­to que el respon­s­able téc­ni­co de Inge­nio La Esper­an­za, inge­niero Juan Borkosky, en ref­er­en­cia a las pér­di­das mate­ri­ales que se reg­is­traron durante el incen­dio, sos­tu­vo que el may­or daño, además de que­marse la des­til­ería, com­pro­metió a las cua­tro calderas que gen­er­an el vapor para hac­er fun­cionar la fábri­ca. “El gran tra­ba­jo que tuvi­mos que hac­er este año fue recon­stru­ir las cua­tro calderas para hac­er fun­cionar el inge­nio, tarea que nos llevó aprox­i­mada­mente nueve meses, razón por la que arran­camos tarde con la zafra”.

En relación al gran cam­bio que se pro­du­jo en el inge­nio con la obten­ción de com­bustible pro­pio, el pro­fe­sion­al expresó la sat­is­fac­ción de haber podi­do gener­ar el vapor para mol­er sin con­sumir gas. “Esto quiere decir que la gen­eración de vapor que esta­mos tenien­do en este momen­to en La Esper­an­za es el 100% baga­zo, lo que rep­re­sen­ta un gran logro, ya que no que­mar gas sig­nifi­ca que­mar bio­masa que es un com­bustible ren­ov­able, poco con­t­a­m­i­nante y pre­scindir de un com­bustible fósil, pere­cedero que con­t­a­m­i­na el medio ambi­ente mucho más que el baga­zo. Por otro lado, la empre­sa tiene un ben­efi­cio económi­co por cuan­to se reducen los cos­tos de la pro­duc­ción de azú­car”.

Acotó que a un año del duro golpe que sufrió la empre­sa a causa del incen­dio y del impacto al ver tan­to daño oca­sion­a­do que afec­tó aními­ca­mente a todos, la premisa fue cumplir con el fin que los tra­jo a este verde solar: “Vin­i­mos a quedarnos, a recon­stru­ir todo lo que sea nece­sario y lle­var a esta fábri­ca a su máx­i­ma pro­duc­ción. Ese es nue­stro propósi­to y es lo que esta­mos hacien­do. La empre­sa seguirá invir­tien­do en trapiche, en el pro­ce­so de azú­car y de alco­hol, has­ta con­seguir los parámet­ros y los volúmenes de pro­duc­ción que pre­tendemos y que son muy supe­ri­ores a los que actual­mente ten­emos. Vin­i­mos a brindar posi­bil­i­dades de ten­er un tra­ba­jo dig­no, donde todos se puedan desar­rol­lar y recibi­mos el total apoyo”.

Fuente: El Tri­buno.