FADEEAC reclama la urgente declaración de la emergencia económica

Con la carga impositiva que trepó en el último mes un 42%, impuestos que no son acordes con el tipo de actividad realizada y el combustible que aumentó un 150% desde la desregulación del mercado de hidrocarburos resulta de primera necesidad que se adopten políticas para lograr la recomposición del sector.

El aumen­to con­stante de la pre­sión fis­cal sobre la tar­i­fa final del flete, los reit­er­a­dos aumen­tos en el com­bustible y otros insumos vin­cu­la­dos al dólar, la suba de los pea­jes y la ausen­cia de un cri­te­rio fed­er­al de cobro de impuestos: esas son solo algu­nas de las razones que lle­varon a la Fed­eración Argenti­na de Enti­dades Empre­sarias del Auto­trans­porte de Car­gas (FADEEAC) a recla­mar frente al gob­ier­no nacional la urgente declaración de la emer­gen­cia económi­ca para el sec­tor.

A través de una car­ta dirigi­da al Min­is­te­rio de Pro­duc­ción y Tra­ba­jo de la Nación, FADEEAC pidió políti­cas de emer­gen­cia para rescatar de la cri­sis a las empre­sas lig­adas al trans­porte, la logís­ti­ca y el alma­ce­na­je. Según cues­tionó, los altos cos­tos que sopor­ta no son puestos en evi­den­cia a la hora de analizar cómo se con­for­ma la economía, sino que, por el con­trario, se respon­s­abi­liza al sec­tor de ser for­mador de pre­cios.

Un ejem­p­lo de ello es la alta car­ga que la pre­sión trib­u­taria rep­re­sen­ta para las empre­sas. Lejos de la prome­sa guber­na­men­tal de reducir el peso trib­u­tario, el por­centa­je del impacto fis­cal sobre cada $100 de fac­turación del auto­trans­porte de car­gas pasó de 39.7% en mayo de 2016 a 42% en octubre de este año. “Es evi­dente que una pre­sión fis­cal de tal mag­ni­tud aten­ta con­tra el desar­rol­lo y la efi­cien­cia del sec­tor que, al tratar de actu­alizar tar­i­fas, refuerza la inex­ac­ta teoría de ser for­mador de pre­cios y de obsta­c­ulizar el com­er­cio de las economías regionales”, señaló la insti­tu­ción en su nota para el min­istro Dante Sica.

El panora­ma se com­ple­jiza al analizar las deman­das trib­u­tarias en el país: hay super­posi­ción de tasas y cri­te­rios encon­tra­dos a lo largo de las juris­dic­ciones que recorre un camión para trans­portar mer­cadería, e inclu­so se le cobran algunos val­ores que se ale­jan de la ver­dadera activi­dad del trans­portista, como resul­ta con “pub­li­ci­dad” por los carte­les iden­ti­fi­ca­to­rios que lle­van los vehícu­los.

El impuesto de sel­l­os es otro caso en el que su apli­cación no con­tem­pla las cual­i­dades especí­fi­cas que tienen los bienes de tra­ba­jo del sec­tor, es decir los vehícu­los: ese com­po­nente “no debiera percibirse por la inscrip­ción de tales unidades por no reve­stir el carác­ter de instru­men­to en los tér­mi­nos de la ley de copar­tic­i­pación”, argu­men­tó, entre otras razones, la Fed­eración en la nota con la que reclamó la emer­gen­cia económi­ca para el sec­tor. Como se men­cionó, los vehícu­los son un bien de tra­ba­jo para el auto­trans­porte como una máquina lo es para la indus­tria.

Las con­tradic­ciones tam­bién alcan­zan al cobro por patentes, ya que desalien­ta la inver­sión en unidades nuevas, cuyo cos­to impos­i­ti­vo es más ele­va­do, y se opone a la políti­ca de ren­o­vación de flota por razones de efi­cien­cia, seguri­dad y sus­tentabil­i­dad. Pese a las bue­nas inten­ciones del Con­sen­so Fis­cal, el sec­tor no recibió en los últi­mos años solu­ciones ágiles acordes a sus necesi­dades, aunque su rol es estratégi­co para el fun­cionamien­to del país.

Subas con­stantes

Otro fac­tor que, con sus fre­cuentes aumen­tos, pone en jaque a la com­pet­i­tivi­dad del sec­tor, es el pago de los pea­jes. Des­de enero 2015 a la fecha, el pea­je tan­to nacional como en los acce­sos a las grandes ciu­dades o de trán­si­to inter­no, sufrió un aumen­to del 781,6%. Que­da en evi­den­cia la necesi­dad de que se pon­gan en mar­cha mecan­is­mos de com­pen­sación para el auto­trans­porte de car­gas que mit­iguen el efec­to sobre los cos­tos de explotación.

En tan­to, con la dolar­ización de los pre­cios del com­bustible deriva­da del esque­ma de desreg­u­lación y alin­eamien­to a pre­cios inter­na­cionales que fun­ciona des­de el 1 de octubre de 2017, el pre­cio del gas-oil se con­vir­tió en una de las prin­ci­pales causas del aumen­to de los cos­tos para el auto­trans­porte de car­gas, tras las suce­si­vas deval­u­a­ciones y los vaivenes del pre­cio inter­na­cional del crudo. El pre­cio trepó un 77% en 2018 y ya lle­va un 25% al ter­cer trimestre de 2019, inclu­so con políti­cas de semi­con­ge­lamien­to. Los números no dejan de pre­ocu­par: des­de la desreg­u­lación del mer­ca­do de hidro­car­buros, el com­bustible aumen­tó en 150%, lo que impacta de lleno con­tra el fun­cionamien­to del sec­tor. El Índice de Cos­tos que mide FADEEAC ya lle­va acu­mu­la­do al ter­cer trimestre de 2019 un 35 % de aumen­to.

De esta man­era, las políti­cas pues­tas en mar­cha prop­i­cia­ron un may­or aporte a las arcas estatales a través de los impuestos a los com­bustibles que no sig­nifi­caron otra cosa que una pau­lati­na trans­fer­en­cia de recur­sos a otros sec­tores en desme­dro del pro­pio.

Además, des­de el pun­to de vista geográ­fi­co, hay una dis­pari­dad de pre­cios muy mar­ca­da que impacta en las economías regionales, dis­tor­siona los cos­tos y provo­ca una pér­di­da de com­pet­i­tivi­dad en las empre­sas de trans­porte del inte­ri­or con respec­to a las del Área Met­ro­pol­i­tana de Buenos Aires.  Es decir que es fal­so que el val­or del insumo sea plano, y para casos de sur­tidor donde debería estar vigente el con­ge­lamien­to existe fác­ti­ca­mente un sobreval­or a abonar, so pena de desabastec­imien­to.

El cír­cu­lo de fuego que rodea al sec­tor lo com­ple­tan alzas de cos­tos cer­canos al 90% anu­al en neumáti­cos, repuestos y mate­r­i­al rodante que sufrieron subas ince­santes de la mano del dólar ya que en su may­oría son insumos impor­ta­dos, o en el caso de los nacionales, la vari­able pre­cio no es el peso argenti­no. Por otro lado, la fal­ta de finan­ciamien­to y cortes en la cade­na de pagos pro­duc­to de las altas tasas de interés se refle­ja en una caí­da per­ma­nente de la rentabil­i­dad y una impor­tante reduc­ción de la activi­dad económi­ca que reper­cute en los volúmenes a trans­portar.

Por últi­mo, si bien la mano de obra es un ele­men­to cen­tral de la activi­dad, rep­re­sen­ta uno de los may­ores val­ores que debe afrontar una empre­sa por lo que resul­ta impre­scindible que se con­sidere al sec­tor den­tro de los que pueden antic­i­par el cóm­puto total del mín­i­mo no imponible de con­tribu­ciones patronales.

Este grave esce­nario impul­sa a la Fed­eración a insi­s­tir en la necesi­dad de políti­cas acordes a la cri­sis que atraviesan las empre­sas, de man­era de obten­er may­or pre­vis­i­bil­i­dad en el pre­cio del com­bustible y la garan­tía de su abastec­imien­to, la com­pen­sación del pago del pea­je o su reduc­ción a través de sub­sidios, el acce­so a finan­ciamien­to ade­cua­do con tasas pref­er­en­ciales, y la adaptación del rég­i­men impos­i­ti­vo a la difí­cil situación que atraviesa el sec­tor.

El auto­trans­porte de car­gas no es for­mador de pre­cios sino que recibe sobre sus espal­das los cos­tos que hacen cada vez más difí­cil la posi­bil­i­dad de seguir en mar­cha. Un vehícu­lo detenido sig­nifi­ca la reduc­ción del empleo y la imposi­bil­i­dad de que las famil­ias argenti­nas accedan a pro­duc­tos y ser­vi­cios bási­cos para la vida.

Fuente: FADEEAC.