Viento en contra en los países emergentes. Brasil también devalúa y sufre fuga de capitales

En lo que va del año se fueron US$ 2.700 millones y el real se depreció a los 3,84 por dólar. Bajaron las proyecciones de crecimiento.

Hay una cier­ta ten­den­cia exclu­sivista en los argenti­nos. Y aho­ra se man­i­fi­es­ta en la sen­sación de estar sumergi­dos en una “cri­sis” como no hay otra igual en el mun­do. Pero los sín­tomas y las con­se­cuen­cias vivi­dos estos días no se difer­en­cian de aque­l­los que inqui­etan a Brasil, a Méx­i­co y a Turquía. Todos los “emer­gentes” sufren la deval­u­ación de las respec­ti­vas mon­edas, las subas de las tasas de interés y las inter­ven­ciones de los Ban­cos Cen­trales que deben dilap­i­dar dólares en los mer­ca­dos de cam­bio para deten­er las cor­ri­das.

En Brasil se aca­ba de infor­mar este jueves que la bol­sa de val­ores (San Pablo) sufrió un reti­ra­da récord de cap­i­tales extran­jeros. En lo que va del año  se fugaron 2.700 mil­lones de dólares, la may­or san­gría des­de la cri­sis de 2008. El miér­coles el pre­cio de la divisa norteam­er­i­cana trepó a 3,89 reales; es decir, a ape­nas 10 cen­tavos menos que el val­or más alto reg­istra­do con el impeach­ment de Dil­ma Rouss­eff. Con algo más de cal­ma en el mun­do, este jueves la coti­zación baja­ba algunos cen­tési­mos: a 3,84.

Otras noti­cias vinieron a com­ple­tar el com­ple­jo cuadro de la “macro” brasileña. Un informe del BC, pub­li­ca­do aho­ra, indicó que el PBI ya no cre­cerá 2,6% este año. La proyec­ción es mucho menor: un aumen­to de 1,6%; claro que el dato podrá vari­ar (para menos) en la medi­da en que avan­za el tiem­po y la incer­tidum­bre políti­ca local. La inflación es de 4,2% para este año, lo que rev­ela el esca­so impacto de las deval­u­a­ciones en los pre­cios domés­ti­cos. Y este fenó­meno mar­ca, sí, una dis­tan­cia con la Argenti­na.

En el juego de las difer­en­cias, Brasil padece tam­bién un déficit fis­cal pri­mario gigan­tesco, de 28.000 mil­lones de dólares en los últi­mos 12 meses. Equiv­ale al 1,6% del Pro­duc­to Bru­to Inter­no y el Esta­do lo finan­cia medi­ante emisión de deu­da inter­na, que crece a tramos explo­sivos. De acuer­do con el Fon­do Mon­e­tario Inter­na­cional, la deu­da bru­ta de este año ascen­derá a 87% del PBI y alcan­zará en 2019 a 90%. En los país­es emer­gentes, la relación “deu­da-pro­duc­to bru­to inter­no” es de 49% y en Améri­ca Lati­na es de 61,8%. Ese es pre­cisa­mente el talón de Aquiles de la economía brasileña. Y es allí donde los “agentes” del mer­ca­do miran con gran aten­ción. Los téc­ni­cos del FMI eval­u­aron como un fac­tor cru­cial “dis­minuir el peso de ese endeu­damien­to y colo­car­lo bajo con­trol”. Pero temen, tam­bién, que “los tiem­pos para esa acción depen­derá de la evolu­ción políti­ca del país”. A saber, de la per­son­al­i­dad que resulte vic­to­riosa en las pres­i­den­ciales del 7 de octubre próx­i­mo.

Fuente: Clarín.