Sobreprecios | A meses del escándalo, Arroyo no pudo comprar un kilo de lentejas

O no puede o no quiere, o bien, no necesita todos los alimentos que licita.

Pero más allá de los motivos, a poco menos de cua­tro meses de la inves­ti­gación que puso sobre la mesa los sobre­pre­cios en la com­pra de pro­duc­tos de la canas­ta bási­ca como arroz, fideos, aceite o lente­jas, el Min­is­te­rio de Desar­rol­lo Social no logra llenar el chan­gui­to cada vez que sale de com­pras. Al pun­to que a veces, como hoy, vuelve vacío. Pero además, no avanzó en la mejo­ra del sis­tema de com­pras.

Sólo hay que recor­rer las res­olu­ciones. El pro­ced­imien­to es el mis­mo: pide 1,7 mil­lones de unidades de azú­car, arroz, lente­jas, aceite o fideos. Con suerte, adju­di­ca algo; declara desier­to el resto.

Ayer, por caso, ape­nas pudo hac­erse con 340.000 botel­las de aceite de un total de 1,7 mil­lones , y hoy se pub­licó otra res­olu­ción en la que el min­istro Daniel Arroyo y sus fun­cionar­ios reconocieron que no pudieron hac­er lo que cualquier veci­no de la Argenti­na puede conc­re­tar con sólo ir a un super­me­r­ca­do : com­prar un paque­te de 400 gramos de lente­jas.

Ya lejos quedaron aque­l­los días en los que el min­istro explic­a­ba que no se trata­ba de un fra­ca­so inten­tar com­prar ali­men­tos bási­cos al pre­cio que el pro­pio Gob­ier­no exige vender de acuer­do con la lista de pre­cios máx­i­mos.. Aho­ra, a casi cua­tro meses, lo escriben en las res­olu­ciones. “Declárase fra­casa­da en la con­trat­ación por emer­gen­cia Covid-19 la can­ti­dad de 1.275.000 envas­es de 400 gramos cada uno de lente­jas secas”, dice el artícu­lo 3 de la nor­ma fecha­da el 17 de julio pasa­do y fir­ma­da por el min­istro que sal­ió en el Boletín Ofi­cial con el número 499.

Pero claro, el Gob­ier­no había pedi­do com­prar 1,7 mil­lones de paque­tes y dijo haber fra­casa­do sólo en 1,275 mil­lones. ¿Qué pasó con el resto? La respues­ta se encuen­tra en el artícu­lo cuar­to. “Declárase desier­ta en la con­trat­ación de 425.000 envas­es de lente­jas de 400 gramos”, se puede leer. Para el primer lote, se trató de un fra­ca­so, ya que nadie dio el pre­cio de ref­er­en­cia; para los segun­dos cen­tenares de miles, ni siquiera hubo ofer­ta.

Como si se tratara de un niño al que lo man­dan a hac­er los man­da­dos y vuelve sin la mer­cadería pero con el dinero, en el artícu­lo quin­to se desa­fec­tó el pre­supuesto. Así las cosas, con un cheque de $80,39 mil­lones no fue posi­ble com­prar un sólo paque­te.

Pero esto no es todo. Si se revisan las nor­mas, los fra­ca­sos y las lic­ita­ciones desier­tas son mon­e­da cor­ri­ente en mate­ria de ali­men­tos. Tras aquel abril en el que Arroyo tuvo que deshac­er var­ios pedi­dos por orden del pres­i­dente Alber­to Fer­nán­dez, después de que LA NACION pub­licara los sobre­pre­cios con los que se habían con­trata­do, el sis­tema entró en un der­rotero difí­cil de explicar.

El 13 de mayo se fir­mó la res­olu­ción 300. Dos inter­me­di­arias, no pro­duc­toras de ali­men­tos, Copaca­bana y Grupo Área, lic­i­taron para quedarse con la ven­ta de lente­jas. Fra­ca­so, cero paque­te se adju­dicó. Pocos días después, el 19 de mayo, fue el turno del azú­car y hubo cin­co ofer­tas (Dis­tribuido­ra Alvear, Coop­er­a­ti­va La Esper­an­za, Copaca­bana, Ledes­ma y el Grupo Área). Mis­mo resul­ta­do, cero adju­di­cación.

El 7 de julio, otra res­olu­ción (466) dio cuen­ta que por un con­cur­so de pre­cios, siem­pre en el mar­co de la emer­gen­cia Covid, se inten­tó com­prar paque­tes de “ali­men­to a base de azú­car y cacao”. Ese día, mostraron un éxi­to rotun­do los fideos. Moli­nos Tres Arroyos se adju­dicó prác­ti­ca­mente la total­i­dad de los cupos lic­i­ta­dos.

La últi­ma de los fra­ca­sos se dio ayer. Se pub­licó la res­olu­ción 167 fir­ma­da por María Cecil­ia Lavot, sec­re­taria de Gestión Admin­is­tra­ti­va del min­is­te­rio que con­duce Arroyo. Lavot quedó en la mira tras el escán­da­lo de la adquisi­ción de pro­duc­tos bási­cos con un sobre­pre­cio de has­ta 62% en algunos pro­duc­tos. De la nor­ma surge que hubo cin­co ofer­entes para com­prar botel­las de 900 cen­tímet­ros cúbi­cos de aceite mez­cla. Moli­nos Río de la Pla­ta, Moli­nos Cañue­las, Agricul­tores Fed­er­a­dos, BEP Group, Grupo Área y Dis­tribuido­ra Blan­calu­na fueron de la par­ti­da. La com­pañía de la famil­ia Pérez Com­panc (Moli­nos) fue la úni­ca a la que le adju­di­caron a un val­or de $55,60 cada botel­la. Colo­caron 340.000 unidades y quedaron pen­di­entes 1,36 mil­lones.

Las reacciones a los sobreprecios

La respues­ta políti­ca al escán­da­lo fue la caí­da de 15 fun­cionar­ios del Min­is­te­rio de Desar­rol­lo Social. El Gob­ier­no desar­mó el área de Artic­u­lación de Políti­ca Social. Inclu­so se fueron fun­cionar­ios que no habían lle­ga­do a ser nom­bra­dos. Pero no ofre­ció una respues­ta clara de qué había pasa­do, ni cuáles serán los cam­bios que se gener­arán para depu­rar el sis­tema. Ya nadie recuer­da aque­l­los nom­bres y es posi­ble que esté refu­gia­dos en otros pliegues de la Admin­is­tración Públi­ca.

El ministro Daniel Arroyo con Gonzalo Calvo, uno de los desvinculados del Gobierno después del escándalo
El min­istro Daniel Arroyo con Gon­za­lo Cal­vo, uno de los desvin­cu­la­dos del Gob­ier­no después del escán­da­lo

Dos nom­bres quedaron entonces salpic­a­dos per­os sostenidos por el ala políti­ca del min­is­te­rio. Lau­ra Alon­so, sec­re­taria de Inclusión Social ‑una mil­i­tante muy cer­cana al diputa­do Máx­i­mo Kirch­n­er y a La Cám­po­ra-; y Lavot, has­ta hace poco apoder­a­da de la agru­pación La Koli­na, que dirige Ali­cia Kirch­n­er. Ambas fueron man­tenidas en sus car­gos. Pero a cua­tro meses, no logran destra­bar la imposi­bil­i­dad de com­prar ali­men­tos sin sobre­pre­cios.

En abril, el Pres­i­dente vocif­eró que no se pagaría por los ali­men­tos más que lo que establece su mis­mo Gob­ier­no como tope para los pre­cios minoristas y has­ta mandó a los inten­dentes y a los gob­er­nadores a con­tro­lar pre­cios en los súper. El sis­tema de com­pras argenti­no requiere de cam­bios pro­fun­dos. Por aho­ra, nada de eso ha suce­di­do, menos aún des­de que el ojo audi­tor de ciu­dadanos y peri­odis­tas se posó en las con­trat­a­ciones. Por Diego Cabot.

Fuente: La Nación.