Postergan inicio de la zafra en Las Toscas a causa del clima

La molienda debía comenzar esta semana pero en la región cayeron hasta 100 milímetros y la fecha tuvo que posponerse una semana. Con la primavera en marcha, el calor y la humedad acortan la vida útil de los cultivos, por lo que la cuenca vive una “carrera contra reloj”.

La sem­ana pasa­da, y tras var­ios días de tra­ba­jo con­tra reloj en la pues­ta apun­to de la estruc­tura indus­tri­al, des­de el inge­nio Las Toscas habían esti­ma­do que entre hoy y mañana ini­cia­rían el tra­ba­jo de molien­da de caña. Sin embar­go la pues­ta en mar­cha deberá esper­ar al menos otra sem­ana, tras la inten­sas pre­cip­ita­ciones del fin de sem­ana, que impi­den ingre­sar a lo lotes para comen­zar la cosecha.

Según refirieron actores vin­cu­la­dos a la activi­dad, la llu­vias arro­jaron acu­mu­la­dos de 40 a 100 milímet­ros en la cuen­ca cañera y las máquinas no podrán ingre­sar los cam­pos para comen­zar con la cosecha sino has­ta den­tro de siete días, en tan­to no vuel­van a pro­ducirse nuevas tor­men­tas.

El fac­tor climáti­co, así, le apor­ta una nue­va cuo­ta de incer­tidum­bre y ansiedad a los cañeros santafesinos, que cuen­tan con Las Toscas como úni­ca sal­i­da a su pro­duc­ción, ante la caí­da del ex inge­nio Arno en Vil­la Ocam­po.

Tras la orden de desa­lo­jo de la empre­sa Rome­lio H Snaider (que hizo 7 zafras bajo un con­tra­to de alquil­er por diez años) y la pos­te­ri­or sub­as­ta desier­ta en la quiebra de la fir­ma Masaro S.A (últi­mo propi­etario de las insta­la­ciones), el inge­nio fue adquiri­do por una S.A. en for­ma­ción com­pues­ta por el Grupo Del Fab­ro y los obreros de la indus­tria a fines de junio (aho­ra “El Riachueli­to SRL”).

En ese momen­to, con las refac­ciones del inge­nio aún por hac­erse ‑un tra­ba­jo esti­ma­do en 30 a 40 días- muchos dudaron que fuera posi­ble pon­er­lo en mar­cha antes de la tem­po­ra­da de llu­via y calor, que a comien­zos de la pri­mav­era acel­era la caí­da del rendimien­to indus­tri­al de los cul­tivos por la degradación de la sac­arosa.

Por este moti­vo, y sobre todo por el golpe de gra­cia que sig­nifi­caría para muchos pro­duc­tores que unas 2.000 hec­táreas quedaran sin cosecharse, var­ios actores habían cal­i­fi­ca­do la empre­sa como una “zafra de emer­gen­cia”. Sólo evi­tan­do que esas 40.000 toneladas de caña que­den en cam­po y dinam­i­cen la economía del sec­tor podría haber chances de creer en la super­viven­cia de la cuen­ca.

Fuente: El Litoral.