Polycane

Esta noticia conocida hace tres meses es un bombazo mundial por sus benéficas repercusiones en la salud humana

Nun­ca soñó Her­nan­do Caice­do Caice­do, prestante abo­ga­do palmi­ra­no fun­dador de inge­nio Riopaila, que un nieto políti­co suyo, Jorge Enrique González Ulloa, inge­niero inves­ti­gador de la Uni­ver­si­dad del Esta­do de Louisiana en los Esta­dos Unidos, fuera a des­cubrir la fór­mu­la reden­to­ra de la indus­tria mundi­al de la caña, con­de­na­da a la repul­sa orbital por ser pro­duc­to­ra de una de las causales dia­béti­cas que tan­to trasnocha a los médi­cos endocrinól­o­gos.

El inge­niero González nació en Riopaila donde su primera edu­cación la recibió en la escueli­ta del inge­nio y cono­ció, ahí jun­to a sus condis­cípu­los, el mane­jo de las difer­entes máquinas de la fábri­ca. Su bachiller­a­to lo hizo en el Cole­gio Berch­mans de Cali y la edu­cación uni­ver­si­taria en Louisiana donde tuvo la for­tu­na de ten­er como pro­fe­sor a Arthur Keller uno de los cien­tí­fi­cos más cono­ce­dores en el mun­do sobre el azú­car, quien lo nom­bró su asis­tente per­son­al. Esto últi­mo expli­ca la ded­i­cación y entre­ga que durante más de 20 años de inves­ti­gación lo ha lle­va­do a paten­tar nada menos que en EE.UU., el Poly­cane, nom­bre con que se ha denom­i­na­do un endulzante pro­duc­to de la corteza de la caña, que per­mite con­tro­lar el coles­terol en los humanos y además, actu­ar como endulzante de más alta cat­e­goría.

Esta noti­cia cono­ci­da hace tres meses es un bom­bazo mundi­al por sus bené­fi­cas reper­cu­siones en la salud humana, noti­cia que no ha recibido en Colom­bia, con excep­ción del per­iódi­co El País de Cali, la impor­tan­cia que se merece de los medios de comu­ni­cación. Es más noti­cia para estos, el resul­ta­do de un par­tido de fút­bol de segun­da división del renta­do nacional.

Los seis inge­nios azu­careros más grandes del Brasil ya com­praron la patente y los de Mala­sia, Indone­sia, la India, Aus­tralia y Europa están en el pro­ce­so de hac­er­lo una vez acabe la pan­demia mundi­al que nos azo­ta. No se sabe aho­ra para donde mirar: si a la cara mus­tia, pál­i­da y hela­da de todos aque­l­los quienes denos­ta­ban del cul­ti­vo de la caña en el Valle del Cau­ca, o la ale­gre y opti­mista de todos los após­toles de la med­i­c­i­na que están dan­do ejem­p­lo de sac­ri­fi­cio en esta pan­demia, a los cuales les lle­ga el Poly­cane como una ben­di­ción para su pro­fe­sión.

Por otro lado es de imag­i­nar la humil­dad con que van a pactar los fab­ri­cantes de gaseosas, aque­l­los que importa­ban azú­car de país­es veci­nos en antipa­trióti­ca oposi­ción al azú­car colom­biana. La uti­lización de este prin­ci­pio acti­vo dará un vuel­co total a la nutri­ción humana, baste mirar no más en la parte deporti­va a niv­el mundi­al, ni qué hablar en las indus­trias de la pastel­ería, la panadería y la dul­cería.

Para la pro­duc­ción del Poly­cane viene aho­ra la adaptación de los inge­nios actuales, a las nor­mas y códi­gos de las patentes que traen, tras de sí, su com­ple­mentación físi­ca para poder pro­ducir un insumo que en cor­to tiem­po suplirá sus­tan­ciales necesi­dades mundi­ales. Como dice la can­ción de Jairo Varela: ‘A lo lejos se ve’ el pre­mio Nobel de la med­i­c­i­na, de la inves­ti­gación agrí­co­la, la quími­ca y demás; cualquiera de ellas.

Señores de Aso­caña, Pro­caña, Ceni­caña, Fed­eración de Pan­eleros y Sociedad de Agricul­tores: ante el admirable cuadro que pre­sen­ta el des­cubrim­ien­to del Poly­cane por parte de este ilus­tre val­le­cau­cano (no se hagan nada para eso), acos­tum­bra­dos como siem­pre a no resaltar los hechos pos­i­tivos que hacen a diario los cul­ti­vadores de la caña para el país. ¡Cara­jo! ¿Qué nos pasa a los val­le­cau­canos?

Qué ironía: la cac­haza y el baga­zo del pro­ce­so de la caña en la molien­da tradi­cional, se uti­lizaron la primera para ali­men­tar bueyes y el segun­do se quema­ba para ali­men­tar los hornos. En ellos iba el Poly­cane.

Fuente: El Pais.