Organización Mundial de la Salud | Los edulcorantes no son mejores que el azúcar

Estudio concluyó que no hay suficiente evidencia para decir que son saludables

Una revisión de 56 estu­dios sobre los efec­tos de los endulzantes sin azú­car deter­minó que no hay evi­den­cia sól­i­da para afir­mar que los susti­tu­tos del azú­car, como la este­via, ten­gan ben­efi­cios para la salud. Esta con­clusión fue entre­ga­da a la Orga­ni­zación Mundi­al de la Salud.

Los susti­tu­tos del azú­car, como la este­via, se pub­lic­i­tan como alter­na­ti­va “nat­ur­al” o “salud­able”. Sin embar­go, no exis­ten inves­ti­ga­ciones que sean lo sufi­cien­te­mente con­cluyentes y exten­sas sobre las poten­ciales con­se­cuen­cias sobre la salud; aún no del todo des­cu­bier­tas. Y, por exten­sión, tam­poco hay lin­eamien­tos ofi­ciales sobre cómo usar­las, qué can­ti­dad es la máx­i­ma recomen­da­da para ser con­sid­er­a­da “salud­able” y otras adver­ten­cias que el azú­car ya tiene.

Entonces, ¿los endulzantes sin azú­car que con­tienen poco o nada de calorías deberían ser recomen­da­dos como una estrate­gia para reducir el con­sumo de los azú­cares aña­di­dos a los ali­men­tos por fab­ri­cantes, cocineros o con­sum­i­dores?

Para respon­der a esta pre­gun­ta, Cochrane —un insti­tu­to de salud inter­na­cional— pub­licó un estu­dio esta sem­ana en la revista médi­ca BMJque con­cluye que no hay evi­den­cia sufi­ciente para decir que los susti­tu­tos del azú­car, como la este­via, ten­gan ben­efi­cios para la salud, así como tam­poco hay evi­den­cia sól­i­da para decir que son inofen­sivos.

El estu­dio, escriben los autores, quiere con­tribuir a los lin­eamien­tos sobre el uso recomen­da­do de los edul­co­rantes que la Orga­ni­zación Mundi­al de la Salud esta próx­i­ma a pub­licar porque, dice este organ­is­mo, “su uso está muy exten­di­do y se siguen pro­movien­do en gran medi­da como alter­na­ti­vas salud­ables a los azú­cares”.

La may­oría de los edul­co­rantes que se usan hoy como susti­tu­tos del azú­car son sin­téti­cos. Los endulzantes sin azú­car (NSS, por sus siglas en inglés) se difer­en­cian de los azú­cares como la sac­arosa no solo porque con­tienen menos calorías que el azú­car, o por su sabor (que es gen­eral­mente más dulce) sino por la for­ma en que el cuer­po los metab­o­liza y cómo afectan los pro­ce­sos fisi­ológi­cos.

El edul­co­rante más usa­do en la actu­al­i­dad es la este­via. El Insti­tu­to Glob­al de la Ste­via (un por­tal de infor­ma­ción patroci­na­do por la empre­sa Pure­Cir­cle, el may­or pro­duc­tor de este­via del mun­do) expli­ca las razones por las cuales se ha gen­er­al­iza­do el empleo de este edul­co­rante, que es usa­do por 5.000 mil­lones de per­sonas en el mun­do, según sus cál­cu­los. (El lío de las bebidas azu­caradas).

La Unión Euro­pea autor­izó la ven­ta y el con­sumo de la este­via en 2011, y el con­sumo se trip­licó entre ese año y 2016, según la fir­ma inves­ti­gado­ra Euromon­i­tor Inter­na­tion­al.

Por un lado, la este­via que se con­sume proce­sa­da y se vende como reem­pla­zo del azú­car proviene de una plan­ta que orig­i­nal­mente los indí­ge­nas guaraníes de Paraguay y Brasil usa­ban para endulzar: Ste­via rebau­di­ana. Los extrac­tos de hoja de Ste­via son un endulzante inten­so, así que los efec­tos sobre la glu­cosa en la san­gre y los cero car­bo­hidratos que apor­ta se con­vierten en una alter­na­ti­va al azú­car para los 360 mil­lones de per­sonas con sobrepe­so solo en Améri­ca Lati­na (el 58 % de la población) y los 140 mil­lones de per­sonas con obesi­dad. (¿Qué ha hecho Améri­ca Lati­na con­tra las bebidas azu­caradas?)

La inves­ti­gación que hizo Cochrane encon­tró 13.303 reg­istros de estu­dios sobre el tema y eligió revis­ar 56. La pesquisa se basó en seis pre­gun­tas for­mu­ladas por la OMS sobre los efec­tos del con­sumo de edul­co­rantes en la salud de niños y adul­tos. Incluyeron estu­dios que obser­varon población salud­able, con sobrepe­so y obe­sa, que estu­viera o no tratan­do de perder peso. Excluyeron las prue­bas en ani­males y los estu­dios con mujeres en embara­zo.

Según con­cluyeron los inves­ti­gadores, la evi­den­cia que pre­senta­ban los estu­dios revisa­dos “no era muy sól­i­da”, porque la may­oría de los estu­dios tenían mues­tras muy pequeñas y duraron entre cua­tro sem­anas y seis sem­anas, un perío­do de tiem­po insu­fi­ciente como para lle­gar a con­clu­siones firmes.

Por ejem­p­lo, para la may­oría no había una difer­en­cia estadís­ti­ca entre los kilos que pierde un adul­to o niño que con­sume dosis altas de edul­co­rantes o los ben­efi­cios para su salud. “No obser­va­mos difer­en­cias sig­ni­fica­ti­vas en el cam­bio en el peso cor­po­ral entre los adul­tos que reci­bieron NSS en com­para­ción con los que reci­bieron azú­cares difer­entes o place­bos”, escriben los autores. Según su revisión, la pér­di­da de peso entre los adul­tos que con­sumen endulzantes es de ape­nas 1,99 kilos, una cifra poco sig­ni­fica­ti­va como para decir que con­sumir este­via, por ejem­p­lo, hace perder peso.

Cabe aclarar que ninguno de los estu­dios que revis­aron encon­tró evi­den­cia de may­ores ries­gos para la salud. En las per­sonas que usan endulzantes alter­na­tivos al azú­car no habían aumen­ta­do el ries­go de cáncer y, a pesar de la con­clusión del estu­dio, todo apun­ta a que los susti­tu­tos del azú­car son mucho menos dañi­nos que el azú­car.

Los inves­ti­gadores de Cochrane señalan que dos estu­dios sí demostraron los ben­efi­cios de los susti­tu­tos del azú­car al com­parar la ganan­cia de peso de niños y ado­les­centes que con­sumían edul­co­rantes ver­sus los que con­sumían azú­car.

“Yo diría que no hay evi­den­cia con­vin­cente de ben­efi­cios claros para la salud en la población gen­er­al. Puede haber un pequeño ben­efi­cio en el peso, pero no ten­emos datos de alta cal­i­dad con un seguimien­to a largo pla­zo que con­firme defin­i­ti­va­mente este efec­to”, dijo Joerg J. Meer­pohl, codi­rec­tor de Cochrane Ale­ma­nia y uno de los autores del estu­dio, al diario The Guardian. “Hay una alter­na­ti­va bue­na y segu­ra para las per­sonas que inten­tan perder peso: el agua y los ali­men­tos sin o con menos azú­car. No es nece­sario agre­gar azú­car adi­cional gratis, ni edul­co­rantes en la may­oría de los casos”.

Los resul­ta­dos del estu­dio están acom­paña­dos por un edi­to­r­i­al del nutri­cionista Vas­an­ti Malik, de la Escuela de Salud Públi­ca de la Uni­ver­si­dad de Har­vard, en la revista BMJ, quien señala que es impor­tante hac­er estu­dios mejores y a largo pla­zo sobre el efec­to de los NSS para poder for­mu­lar políti­cas públi­cas de reduc­ción de azú­car, como los impuestos y el eti­que­ta­do, o inclu­so para refor­mu­lar el pro­duc­to.  (Impuesto a bebidas azu­caradas reduciría la obesi­dad entre el 6 y el 12% en Colom­bia).

Sin embar­go, no descar­ta que “el uso de edul­co­rantes sea una estrate­gia que ayude a reducir el ries­go car­diometabóli­co en con­sum­i­dores asid­u­os de azú­car y dul­ces, tenien­do en cuen­ta que el obje­ti­vo final es que las per­sonas con­suman agua y otras bebidas salud­ables”.

Fuente: El Espec­ta­dor.