Menos mal que las máquinas no hablan

El sector maquinaria enfrenta decididamente a más de una encrucijada, alguna coyuntural otra de tipo crónico.

Es sabido que el sec­tor de la indus­tria de la maquinar­ia agrí­co­la tran­si­ta una cri­sis deriva­da de la situación económi­ca tra­ba­da en un cír­cu­lo duro de romper por con­vic­ciones políti­cas.

El panora­ma en este plano se puede resumir en pocas pal­abras como: caren­cia de crédi­to a tasas blandas, baja inver­sión en bienes de cap­i­tal es decir pocas com­pras de equipos, lo cual trae apare­ja­do un exce­so de usa­dos en los stocks de los con­ce­sion­ar­ios.

La seca, que cas­tigó los rindes hace unos meses, influye bas­tante menos en las deci­siones del empre­sario del cam­po, debido a que sabe de estos incon­ve­nientes y los digiere bas­tante ráp­i­da­mente. Además, ya pasó.

De esa cri­sis se sale, como en el pasa­do con la reac­ti­vación del crédi­to, la necesi­dad de la ren­o­vación de equipos, la apari­ción de la rentabil­i­dad del nego­cio agrí­co­la de la mano de bue­nas cose­chas, de mejo­ras en los pre­cios, de la deman­da mundi­al de ali­men­tos.

La otra cri­sis, es la del niv­el de conocimien­to en los oper­adores y ger­entes de equipos en las empre­sas del cam­po. Y más allá de lo que muchos creen, esta cri­sis no es de aho­ra. Es cróni­ca. Algún mem­o­rioso puede recor­dar que, en la época de la labran­za, dig­amos has­ta los ochen­ta, quienes sabían sem­brar gan­a­ban mejor que los que sabían arar, dis­quear, pasar un escardil­lo o una ras­tra de dientes.
Quienes sabían mane­jar un ras­tril­lo o una cor­ta­do­ra por lo gen­er­al eran tan con­sid­er­a­dos como los que sabían arar. Con el trascur­rir del tiem­po muchos aprendieron a sem­brar, y en ello ayudó mucho la apari­ción y difusión de la siem­bra direc­ta. Aunque costó tiem­po que se difundier­an los conocimien­tos ref­er­entes a la pues­ta a pun­to uso y con­ser­vación de las sem­brado­ras.
Pocos oper­adores de equipos alcan­zaron el niv­el de conocimien­to nece­sario de man­era opor­tu­na. Un exper­to cono­ce­dor de estas máquinas, cuan­do anal­iz­a­ba equipos en uso y sus oper­adores, solía decir “menos mal que las máquinas no hablan” en clara ref­er­en­cia a las razones del mal desem­peño de algún caso que gen­er­a­ba una con­suta. Y ello no es porque el alcan­zar el buen niv­el para oper­ar un equipo sea difi­cil.
Más bien es difi­cil porque no se toma el prob­le­ma en su cabal dimen­sión. Más recien­te­mente dig­amos des­de los noven­ta, el que sabe aplicar fitosan­i­tar­ios es mejor remu­ner­a­do que el que sabe hac­er otras opera­ciones mecan­izadas. Los oper­adores de equipos como las cosechado­ras de gra­nos o las pic­a­do­ras de for­ra­je son con­sid­er­a­dos en otro niv­el, debido a que mane­jan máquinas más com­ple­jas y que están más cer­ca de la recolec­ción del resul­ta­do del cul­ti­vo que los otros equipos y sus oper­adores.

La deman­da de mano de obra capac­i­ta­da ade­cuada­mente esta insat­is­fecha des­de hace largo tiem­po.

Con la lle­ga­da de la agri­cul­tura de pre­cisión se amplió de man­era sig­ni­fica­ti­va el aban­i­co de temas a apren­der por parte del oper­ador de equipos, para sacar prove­cho de la tec­nología disponible. De más esta decir, que ese conocimien­to impli­ca aumen­tar las presta­ciones obtenidas de los equipos y su pro­duc­tivi­dad. Y por ende, bajar los cos­tos de pro­duc­ción.

Es decir el oper­ador además de pon­er a pun­to una sem­brado­ra, ele­gir una pastil­la para la pul­ver­izado­ra, o nive­lar una ras­tra de dis­cos, pre­cisa enten­der de com­putación y de operación de los equipos des­de las pan­tallas tác­tiles que lle­va la cab­i­na.

Y todo lo ante­ri­or a la agri­cul­tura de pre­cisión para nada ha per­di­do vigen­cia, más bien se actu­al­iza cotid­i­ana­mente con el avance de los sis­temas hidráuli­cos, eléc­tri­cos, y las exi­gen­cias de la nue­va genéti­ca de las semi­l­las la apli­cación de nuevas estrate­gias de mane­jo de cul­tivos, entre otros aspec­tos.

Lo cier­to es que cuan­do alguien se que­ja de que una máquina no fun­ciona de acuer­do a las expec­ta­ti­vas, se rompe más de la cuen­ta o “no rinde” lo esper­a­do, el prob­le­ma suele estar en la cab­i­na y en la fal­ta de capac­itación y entre­namien­to del oper­ador. Y las razones pueden ser de lo más vari­adas, lo que no es recomend­able hac­er es sosla­yar la fal­ta de capac­itación, debido a que ello cues­ta tiem­po y dinero.

La agri­cul­tura de pre­cisión aumen­ta la necesi­dad de capac­itación por parte de los oper­adores, y no reem­plaza y desplaza la necesi­dad de cono­cer los con­cep­tos pre­ex­is­tentes en lo que hace a mane­jo y operación de equipos.

 

Se escucha con fre­cuen­cia el planteo de que la tec­nología desplaza mano de obra la cual es una ver­dad incom­ple­ta. En real­i­dad la tec­nología desplaza mano de obra car­ente de capac­itación y entre­namien­to y aumen­ta la deman­da de per­son­al capac­i­ta­do. Si la capac­itación parece cara, o que pre­cisa de una ero­gación extra en tiem­po y dinero, es poque se la mira con faros cor­tos. Lo bueno es lev­an­tar la mira­da. Lo cual a veces se hace difi­cil, sobreto­do cuan­do no se com­prende el panora­ma com­ple­to.

Fuente: Clarín.