Gas vs. Líquidos: Tratamiento Fiscal dispar y cambios significativos en el mercado de los combustibles

El control de la tarifa del Gas, contrasta con el –teóricamente libre- precio del combustible líquido; donde la intervención del Estado es mucho más resistida por las empresas del sector.

Sabido es que el mer­ca­do energéti­co de Argenti­na sufre, como ningún otro en el mun­do, el acoso de la voraci­dad fis­cal; tan­to del Gob­ier­no Nacional, cuan­to de los Gob­ier­nos Provin­ciales y Munic­i­pales. Ningún esta­men­to políti­co se pri­va de hundir sus afi­ladas gar­ras en éste apeti­toso pro­duc­to: saben que todo el mun­do nece­si­ta energía para vivir, des­de la luz que encen­demos a la mañana, el gas que uti­lizamos para coci­nar, el auto que nece­si­ta­mos para ir a tra­ba­jar, el horno de la fábri­ca, etc.

Sin energía la vida mod­er­na no sería posi­ble. Por lo cual, todos los políti­cos pop­ulis­tas que nos han acosa­do, han vis­to en dicha necesi­dad un botín exce­lente y rápi­do al que echarle mano. Así por ejem­p­lo, el ex Gob­er­nador de Cór­do­ba, José Manuel De la Sota,  inven­tó una “tasa vial”, y en ése desaguisa­do fue segui­do por los “barones del conur­bano” y muchos otros inten­dentes bonaerens­es que, sin ningún tipo de pudores, echaron mano al com­bustible para hac­er caja; sin impor­tar­les ningu­na ley, Con­sti­tu­ción, ni nor­ma vigente que pudiera pon­er­les freno; y generan­do dis­tor­siones enormes en el mer­ca­do de com­bustibles, per­ju­di­can­do direc­ta­mente a cien­tos de empre­sas que debían aplicar éstos “impuestos” a sus pro­duc­tos y per­di­en­do sen­si­ble­mente com­pet­i­tivi­dad frente a otras juris­dic­ciones que no tenían tales gabelas.

Si la cuestión no sigu­ió, fue por la ame­naza de que nues­tra Corte Supre­ma los declarara incon­sti­tu­cionales, y ésos fis­cos (provin­ciales y munic­i­pales) se vier­an oblig­a­dos a reparar los per­juicios. Aunque aún hoy exis­ten casos ais­la­dos de munici­p­ios que insis­ten con tan ile­gal gabela.

Sigu­ien­do nue­stro razon­amien­to, el com­bustible líqui­do fue históri­ca­mente preferi­do en Argenti­na para recau­dar, fácil y rápi­do, abu­san­do de la necesi­dad que los con­sum­i­dores ten­emos de dichos pro­duc­tos. Ningún com­bustible líqui­do se salvó del “man­o­ta­zo”, incluyen­do el gasoil que, históri­ca­mente, fue más económi­co; pero pau­lati­na­mente tam­bién fue pre­sa de la voraci­dad fis­cal, al pun­to de hac­er hoy incon­ve­niente un automóvil con motor diésel, sal­vo camiones, colec­tivos, y –como siem­pre- la maquinar­ia agrí­co­la.

Así entonces, el auto­movilista argenti­no se ha ido vol­can­do hacia el GNC, que es sen­si­ble­mente más económi­co que el com­bustible líqui­do.

¿Y por qué esa difer­en­cia? ¿Por qué parece que el Esta­do se pre­ocu­pa en man­ten­er bajo el pre­cio del Gas (téc­ni­ca­mente una tar­i­fa)? Pues porque entiende que es más “pop­u­lar” hac­er políti­ca con el Gas. Los actores son difer­entes, el mer­ca­do es difer­ente, los con­sum­i­dores son difer­entes.

La políti­ca demagóg­i­ca hizo el mila­gro. La gente percibe al Gas como “la gar­rafa social” y “el taxi”; igno­ran­do tam­bién que la indus­tria es la gran con­sum­i­do­ra de éste com­bustible.  Asimis­mo, el poder de lob­by de la indus­tria ha logra­do man­ten­er éstas tar­i­fas a nive­les que, aun sien­do caros, son más económi­cos que otras vari­ables.

Tam­bién se percibe al Gas como una energía “limpia”, aunque ello es dis­cutible. Pero segu­ra­mente es más limpia que el car­bón; y menos peli­grosa que la energía nuclear; además de ser abun­dante. Pero ésta supues­ta “limpieza” no es lo que hace la difer­en­cia con el Gas, porque bas­ta ver cómo las empre­sas de bio­com­bustibles están “a los tum­bos” por las bipo­lares políti­cas fis­cales que se siguen en relación a ellas.

Hay difer­en­cias de tratamien­to leg­isla­ti­vo / impos­i­ti­vo a favor del Gas, que valen la pena señalarse, y es allí donde rad­i­ca la may­or difer­en­cia.

El con­trol de la tar­i­fa del Gas, con­trasta con el –teóri­ca­mente libre- pre­cio del com­bustible líqui­do; donde la inter­ven­ción del Esta­do es mucho más resis­ti­da por las empre­sas del sec­tor, que con­sti­tuyen un oli­gop­o­lio (no sólo en Argenti­na, sino en el mun­do) Inclu­sive hay un oli­gop­o­lio de país­es pro­duc­tores de petróleo (OPEP) que deter­mi­na el pre­cio del crudo subi­en­do o bajan­do la pro­duc­ción según sus propias con­ve­nien­cias. Pero a través de la políti­ca impos­i­ti­va, el Esta­do ter­mi­na dis­tor­sio­n­an­do y encar­e­cien­do ter­ri­ble­mente el pre­cio del com­bustible líqui­do.

El Gas, sobre todo a par­tir de su may­or abun­dan­cia por el surgimien­to de téc­ni­cas no con­ven­cionales de pro­duc­ción (conc­re­ta­mente el frack­ing), es en sí mis­mo más bara­to, pero además, la Ley que rige sus pre­cios (tar­i­fas) per­mite un may­or con­trol de las vari­ables que com­po­nen su cos­to.

Así por ejem­p­lo, la Ley 24076 que reg­u­la el mer­ca­do de Gas, dice en su artícu­lo 37: “La tar­i­fa de gas a los con­sum­i­dores será el resul­ta­do de: a) Pre­cio del gas en el pun­to de ingre­so al sis­tema de trans­porte; b) Tar­i­fa de trans­porte; c) Tar­i­fa de dis­tribu­ción”.-

Es claro que además de las tar­i­fas, están los impuestos (IVA, IIBB, tasas munic­i­pales).

No existe una nor­ma sim­i­lar en mate­ria de com­bustibles líqui­dos, aunque en los hechos durante los 12 años de kirch­ner­is­mo, fue la Sec­re­taría de Com­er­cio Inte­ri­or la que, des­de un escrito­rio, fija­ba los pre­cios de los líqui­dos, generan­do así que muchas empre­sas del sec­tor direc­ta­mente desa­parecier­an.

Puede sosten­erse que al ser el de los líqui­dos un mer­ca­do más “libre”, y “com­pet­i­ti­vo”, debería por tan­to el pro­duc­to ser más económi­co de lo que actual­mente resul­ta al públi­co, pero es por la car­ga fis­cal que lo afec­ta en las dis­tin­tas eta­pas del “upstream” , “mid­stream” y del “down­stream”, que no lo son.

En el Gas no hay un “bar­ril criol­lo”. El mer­ca­do ha sido mucho menos “manosea­do” si se me per­mite la expre­sión. Las empre­sas pro­duc­toras de Gas no son exclu­si­va­mente las mis­mas que venden com­bustibles líqui­dos al públi­co en Argenti­na (aunque la prin­ci­pal pro­duc­to­ra de gas es YPF); hay más actores, por lo cual aunque las “tradi­cionales” están muy pre­sentes, tienen menos con­trol sobre ése mer­ca­do y el mer­ca­do es más trans­par­ente, aunque no sea libre.

Y por otra parte, existe como diji­mos algo esen­cial: los impuestos en el Gas son mucho menores y no existe la fenom­e­nal super­posi­ción trib­u­taria que reg­is­tran los líqui­dos.  Por ejem­p­lo el Impuesto sobre los Com­bustibles (ex ITC), no alcan­za al gas. Con ello ya la difer­en­cia es enorme. La gente no difer­en­cia entre “pre­cio” y “tar­i­fa”, pues a la hora de car­gar sólo impor­ta el bol­sil­lo.

En Argenti­na, la dem­a­gogia  hizo que el pre­cio de com­bustibles líqui­dos fuera inusi­tada­mente alto pues los impuestos que lo afectan son exor­bi­tantes. Si no fuera por ello, el mer­ca­do auto­motriz del GNC no hubiera siquiera naci­do; ya que el cos­to del equipo adi­cional que se nece­si­ta para adap­tar los automóviles, hubiera hecho direc­ta­mente invi­able su pro­lif­eración.

Fue la mala políti­ca guber­na­men­tal la que impidió que la Argenti­na fuera ver­dadera­mente un “país petrolero”. Muchos cal­i­f­i­can al país como “país con petróleo” que no es lo mis­mo. Pero no por sus reser­vas y capaci­dades, sino por la medioc­ridad de las políti­cas energéti­cas públi­cas lle­vadas has­ta hace unos años.

Así vemos cómo, cuan­do el Esta­do quiere, aún con un mer­ca­do inter­venido públi­ca­mente, la Argenti­na puede ser com­pet­i­ti­va en mate­ria de com­bustibles. Si se com­prendiera que, así como se pro­mueve al Gas, se podría pro­mover al com­bustible líqui­do, el ben­efi­cio para el país sería enorme; y con­se­cuente­mente, tam­bién la recau­dación sería may­or por la may­or uti­lización de ésos pro­duc­tos.

La inci­den­cia del com­bustible en el pre­cio de todos los pro­duc­tos (por el flete) sería mucho menor, y en con­se­cuen­cia, menor sería la inflación, y más com­pet­i­ti­va la pro­duc­ción argenti­na.

Aunque algunos pre­ten­dan min­i­mizar los pre­cios del com­bustible líqui­do dicien­do que “ten­emos una de las naf­tas más baratas de la región”; medi­dos  en val­or adquis­i­ti­vo del salario la exor­bi­tan­cia de los pre­cios de nue­stros com­bustibles no tiene parangón en el mun­do.

La nue­va políti­ca estatal en relación al Gas, ha real­iza­do avances históri­cos. Hemos pasa­do de adquirir gas a pre­cios carísi­mos a Bolivia, y de traer “bar­cos regasi­fi­cadores”, a volver a expor­tar gas a Chile y al mun­do.  Es poco comu­ni­ca­da por el Gob­ier­no, pero es evi­dente el énfa­sis puesto en la pro­duc­ción de Gas en detri­men­to de los líqui­dos, inclu­so a niv­el mundi­al.

Se van vien­do en Argenti­na nuevas for­mas de trans­portar el Gas que prom­e­ten rev­olu­cionar el sec­tor, dejan­do de lado inclu­sive las for­mas tradi­cionales de trans­portar­lo, con lo cual el gas prom­ete lle­gar a lugares donde no hay gaso­duc­tos. La mejo­ra en los medios de trans­porte del Gas incidirá tam­bién, direc­ta­mente, en sus cos­tos de pro­duc­ción y por lo tan­to, en el pre­cio final.

Hay nuevas denom­i­na­ciones para el Gas además del GNC: GLPA, GNL, GLP, etc. Estas nuevas modal­i­dades van trans­for­man­do el mer­ca­do del com­bustible en nue­stro país.

Camiones, trans­porte colec­ti­vo, automóviles de lujo, y otros vehícu­los van sien­do adap­ta­dos para fun­cionar con gas ya des­de fábri­ca.

Esper­e­mos que el Esta­do Argenti­no no arru­ine aho­ra –vía más pre­sión impos­i­ti­va- ésta incip­i­ente “rev­olu­ción” del Gas.

Por su parte, la políti­ca cam­biaria no incide sólo en la tar­i­fa de gas, tam­bién incide en el pre­cio de los líqui­dos, por lo cual el remanido cas­ti­go que se hace al Esta­do des­de cier­tos sec­tores de “per­mi­tir­les a las empre­sas ten­er tar­i­fas en dólares”, no es más que recono­cer la real­i­dad inter­na­cional del sec­tor. Los líqui­dos tam­bién están en dólares.

Hay que impedir a toda cos­ta que el Esta­do avance con nuevos gravámenes sobre la energía, si quer­e­mos que el país pro­grese. Es pal­maria la políti­ca pref­er­en­cial que el Esta­do lle­va con el Gas. Y esper­e­mos que siga, por lo menos, así. Podríamos esper­ar que dis­min­uyan pre­sión fis­cal, pero bas­taría con que no la aumenten, ni la Nación ni las Provin­cias, y mucho menos los Munici­p­ios (con el inven­to de tasas).

Porque si lo hicier­an, de nada val­drán todos los esfuer­zos, ni los mila­grosos recur­sos de los que ha dota­do la nat­u­raleza a nue­stro país. El con­sum­i­dor, si las reglas se mantienen, preferirá siem­pre el com­bustible más bara­to.

Será hora de replantearnos si estas “nuevas” reglas públi­cas no están ya cam­bian­do defin­i­ti­va­mente el panora­ma energéti­co del país, y por lo tan­to el futuro de las Esta­ciones de Ser­vi­cio. Por MARCELO A. SALEME MURAD.

Fuente: Sur­tidores.