La caña de azúcar puede contribuir a solucionar retos que enfrenta la humanidad, relacionados con la alimentación, la energía y los problemas del cambio climático, dijo hoy un experto.
También encarar esos retos supone diversificar la producción azucarera, con prioridad en la generación de energía y de alimentos.
Igualmente es importante potenciar el desarrollo de la biotecnología y la ingeniería genética para alcanzar estos objetivos, recomendó Díaz, en su charla El procesamiento de la caña de azúcar con esquemas flexibles y énfasis en la alimentación, energía y preservación del ambiente.
En opinión del experto, la producción azucarera moderna no resulta sostenible sin una política de diversificación, particularmente dirigida al aprovechamiento del potencial energético de ese cultivo.
Este último, estimó, es, tal vez, el único cultivo agroindustrial capaz de lograr una armonía entre ambas necesidades de la vida moderna: alimentación y energía.
Aún en los esquemas de producción de azúcar para lograr un máximo agotamiento de los jugos de la caña siempre se dispondrá de un coproducto rico en energía de amplio uso en la alimentación animal: la miel final, acotó.
El especialista consideró, además, que la producción de alimento animal, adecuadamente encadenada hasta productos de alto valor agregado es una alternativa que no puede ser desestimada por su impacto en la satisfacción del crecimiento de esta demanda.
Recomendó que las nuevas investigaciones en materia agrícola e industrial se apoyen en estudios biotecnológicos y de ingeniería genética para promover nuevas potencialidades energéticas o el desarrollo de bioproductos que favorecen la alimentación o la propia agricultura.
En su conferencia, impartida a instancias de la Sociedad Económica de Amigos del País, Díaz asegura que para que Cuba pueda recuperar el protagonismo alcanzado en décadas atrás en materia de diversificación es necesario recuperar la producción cañera.
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