Cambio climático: nivel de CO2 en la atmósfera es el más alto en tres millones de años

Los resultados muestran además la fuerte sensibilidad del sistema terrestre a las variaciones relativamente pequeñas en el dióxido de carbono atmosférico.

Otro dato impac­tante para los ya enci­clopédi­cos reg­istros sobre el cam­bio climáti­co. Un estu­dio de sim­u­lación por com­puta­do­ra demostró que los nive­les de dióx­i­do de car­bono en la atmós­fera, uno de los prin­ci­pales gas­es de efec­to inver­nadero, se encuen­tran en un límite casi sin prece­dentes. De hecho, el reg­istro actu­al, supe­ri­or a 400 partes por mil­lón, se alcanzó por últi­ma vez durante el perío­do Plio­ceno.
“Nue­stros resul­ta­dos mues­tran que el niv­el de CO2 no estu­vo tan alto como lo está hoy durante, por lo menos, los últi­mos tres mil­lones de años”, resum­ió en diál­o­go con ámbito.com el cien­tí­fi­co Mat­teo Willeit, del Pots­dam Insti­tute for Cli­mate Impact Research alemán, uno de los coau­tores del doc­u­men­to que vuelve a pon­er al calen­tamien­to glob­al en las primeras planas.

“El estu­dio en sí nos llevó un par de años. Pero la fase de desar­rol­lo del mod­e­lo para hac­er posi­bles estas sim­u­la­ciones insum­ió casi dos décadas de tra­ba­jo”, detal­ló.

El mod­e­lo se basó en datos astronómi­cos y geológi­cos sobre la físi­ca y quími­ca de la Tier­ra, tuvo en cuen­ta los cic­los orbitales y estable­ció difer­entes esce­nar­ios sobre la evolu­ción del cli­ma en nue­stro plan­e­ta, a par­tir de los datos de los sed­i­men­tos del fon­do oceáni­co.

La ani­mación de la NASA mues­tra cómo se desplaza el CO2.

El espe­cial­ista explicó que “una serie de estu­dios pre­vios inten­taron recon­stru­ir las con­cen­tra­ciones de CO2 en la atmós­fera usan­do difer­entes méto­dos. Durante los últi­mos 800.000 años, el niv­el de dióx­i­do de car­bono es bien cono­ci­do por las mediciones del núcleo de hielo en la Antár­ti­da. Pero para el perío­do pre­vio, las recon­struc­ciones eran de una cal­i­dad rel­a­ti­va­mente baja”.

“Nues­tra con­tribu­ción para com­pren­der las varia­ciones pasadas es difer­ente, ya que se basa en sim­u­la­ciones de mod­e­los como la tem­per­atu­ra del océano y el vol­u­men glob­al de hielo en los núcleos de sed­i­men­tos mari­nos”, afir­mó Willeit.

El estu­dio rev­ela que el ini­cio de la edad de hielo y los cic­los glaciales se debieron prin­ci­pal­mente a una caí­da de los nive­les de CO2. “En nues­tras sim­u­la­ciones, la dis­min­u­ción de esos nive­les con­du­jo al ini­cio de los cic­los glaciales-inter­glaciales, con un gran crec­imien­to y decaimien­to de la capa de hielo en el hem­is­fe­rio norte hace unos 2.7 mil­lones de años”, agregó.

Los resul­ta­dos mues­tran además la fuerte sen­si­bil­i­dad del sis­tema ter­restre a las varia­ciones rel­a­ti­va­mente pequeñas en el CO2 atmos­féri­co. “Lo que el estu­dio rev­ela es que el aumen­to actu­al del dióx­i­do de car­bono es muy rápi­do, no es nat­ur­al y no tiene prece­dentes, inclu­so cuan­do se obser­va una his­to­ria climáti­ca muy larga”, alertó.

“Tam­bién mues­tra que las varia­ciones rel­a­ti­va­mente pequeñas en las emi­siones a largo pla­zo causaron cam­bios sus­tan­ciales en la evolu­ción del cli­ma”, con­cluyó el cien­tí­fi­co.

Las emi­siones de CO2, rela­cionadas a los com­bustibles fósiles como el car­bón y el petróleo, reg­is­traron en 2018 el alza más impor­tante en siete años. Según el informe anu­al pre­sen­ta­do al mar­gen de la Cum­bre del Cli­ma de la ONU que se cele­bró en Polo­nia en diciem­bre pasa­do, crecieron alrede­dor de 2,7% respec­to a 2017.

Al mis­mo tiem­po, el Grupo Inter­gu­ber­na­men­tal de Exper­tos sobre el Cam­bio Climáti­co advir­tió que durante la últi­ma déca­da se pro­du­jeron una can­ti­dad de tor­men­tas, incen­dios fore­stales, sequías, olas de calor e inun­da­ciones en todo el plan­e­ta sin prece­dentes.

Si no se reducen las emi­siones, sos­tu­vieron los exper­tos, a este rit­mo el temi­do aumen­to de 2° en la tem­per­atu­ra podría alcan­zarse en solo 11 años y casi con seguri­dad den­tro de 20. De todos mod­os, ningu­na acción ten­drá efec­to inmedi­a­to: se esti­ma que cada kilo­gramo de CO2 lan­za­do a la atmós­fera en los últi­mos 100 años seguirá atra­pan­do calor durante sig­los.

Fuente: Ámbito.