¿Producir bioetanol sin necesidad de deforestar?

Según un estudio, basado en simulaciones computarizadas, Brasil podría avanzar en esta idea.

La tec­nología per­mite, cada vez más rápi­do, avan­zar en cues­tiones antes impen­sadas. Si Brasil inte­gra el cul­ti­vo de caña de azú­car para etanol con la ali­mentación del gana­do bovi­no en las mis­mas tier­ras de pro­duc­ción, con­tribuiría a sat­is­fac­er las deman­das mundi­ales de ali­mentación y com­bustible sostenible sin aumen­tar la defor­estación ni pro­mover ningu­na otra for­ma de cam­bio en el uso de la tier­ra, sostiene un estu­dio.

Para ello nece­si­taría adap­tar un sis­tema adop­ta­do por los pro­duc­tores de etanol de maíz y gana­do en los Esta­dos Unidos, el pro­duc­tor más grande del mun­do de ambos pro­duc­tos, según cita el por­tal espe­cial­iza­do SCIDEV.net.

Según el estu­dio, basa­do en sim­u­la­ciones com­puta­cionales, Brasil podría inver­tir en adap­tar sus moli­nos de etanol para trans­for­mar los sub­pro­duc­tos de la caña de azú­car —como el baga­zo, el fer­men­to y la melaza— en ali­men­to apto y alta­mente nutri­ti­vo para el gana­do, evi­tan­do la defor­estación de áreas boscosas u otras tier­ras sen­si­bles para con­ver­tir­las en pas­turas.

Los inves­ti­gadores sug­ieren que incluir esos sub­pro­duc­tos en la dieta del gana­do per­mi­tiría aumen­tar sus tasas de población y esta­bi­lizar la pro­duc­ción de carne inclu­so durante la estación seca, cuan­do la escasez de for­ra­jes per­mite ali­men­tar solo unas cuan­tas cabezas.

Además, los for­ra­jes obtenidos de la caña de azú­car ten­drían may­or con­tenido energéti­co y pro­te­ico, lo que pro­por­ciona un aumen­to de peso prome­dio diario de los ani­males y una dis­min­u­ción del ciclo de pro­duc­ción ganadera com­para­do con los sis­temas de engorde en base a pas­turas, afir­man los inves­ti­gadores.

Las sim­u­la­ciones mostraron que la inte­gración es económi­ca­mente viable en Brasil, ya que el país tiene aprox­i­mada­mente 64,7 mil­lones de hec­táreas disponibles para pro­ducir caña de azú­car y 37,2 mil­lones de hec­táreas para expandir sus pas­ti­za­les actuales sin com­pro­m­e­ter la veg­etación nati­va ni las áreas de bosques.

Des­de una per­spec­ti­va ambi­en­tal, los inves­ti­gadores ver­i­fi­caron que las emi­siones totales de CO2 de la plan­ta de etanol serían 40,3 por cien­to más bajas en el mod­e­lo inte­gra­do com­para­do con el tradi­cional.

El etanol brasileño es una alter­na­ti­va limpia frente a los com­bustibles fósiles: alrede­dor de 27 mil­lones de autos, el 73 por cien­to del total de la flota del país, usa gasoli­na o etanol. Sin embar­go, la expan­sión del cul­ti­vo de la caña de azú­car es fre­cuente­mente cul­pa­da de ser una de las prin­ci­pales respon­s­ables de la defor­estación de la sel­va trop­i­cal amazóni­ca.

“El mod­e­lo de inte­gración entre la pro­duc­ción de etanol de maíz y gana­do usa­do en los Esta­dos Unidos podría adap­tarse a las condi­ciones brasileñas y apli­carse a sus cade­nas de pro­duc­ción de etanol de caña y gana­do, aumen­tan­do la pro­duc­ción del com­bustible sin ampli­ar la fron­tera agrí­co­la”, ase­gu­ra a SciDev.Net Nar­ie Rinke Dias de Souza, inge­niera agrí­co­la de la Escuela de Agri­cul­tura de la Uni­ver­si­dad Estatal de Camp­inas y auto­ra prin­ci­pal del estu­dio pub­li­ca­do en la revista Bio­mass and Bioen­er­gy.

“Le per­mi­tiría al país sat­is­fac­er muchos de sus com­pro­misos con el Acuer­do de París, que incluyen la dis­min­u­ción del 43 por cien­to de sus emi­siones de gas­es de efec­to inver­nadero para 2030, y añadir 45 por cien­to de com­bustibles ren­ov­ables a sus matri­ces energéti­cas, además de dis­minuir la defor­estación ile­gal”, añade.

Souza expli­ca que los sub­pro­duc­tos de etanol de maíz están sien­do usa­dos como ali­men­to del gana­do en la región cono­ci­da como cin­turón del maíz, en el noreste de los Esta­dos Unidos, des­de la déca­da del 2000, cuan­do el país comen­zó a pro­ducir etanol. “Eso ha per­mi­ti­do a los pro­duc­tores aumen­tar su pro­duc­ción de man­era efi­ciente sin degradar el medio ambi­ente”, pre­cisa.

Ese mod­e­lo usa una mis­ma área de tier­ra con doble propósi­to: cul­ti­var maíz para la pro­duc­ción de etanol y cri­ar gana­do ali­men­ta­do con los resid­u­os de esa pro­duc­ción. Los prin­ci­pales ben­efi­cios obser­va­dos en los Esta­dos Unidos según algunos estu­dios son la rotación de los cul­tivos de gra­no, mejo­ramien­to de la estruc­tura y fer­til­i­dad del sue­lo, con­trol de malezas, inter­rup­ción de los cic­los de insec­tos y enfer­medades, y disponi­bil­i­dad de ali­men­tos de alta cal­i­dad para el gana­do.

“Al usar los sub­pro­duc­tos del etanol como ali­men­to for­ra­jero, los sec­tores de etanol y carne vac­u­na no com­pe­tirían por mate­ria pri­ma”, ase­gu­ra Souza a SciDev.Net. Brasil es el prin­ci­pal pro­duc­tor de caña de azú­car y de azú­car del mun­do, y el segun­do may­or pro­duc­tor de etanol. En 2017, el cul­ti­vo de caña de azú­car en Brasil se expandió aprox­i­mada­mente en 8,7 mil­lones de hec­táreas, generan­do una pro­duc­ción de 633,3 mil­lones de toneladas. La pro­duc­ción de azú­car llegó a 37,9 mil­lones de toneladas y la pro­duc­ción de etanol a 27,8 mil mil­lones de litros.

El país tam­bién tiene el segun­do hato ganadero más grande del mun­do, con 213,8 mil­lones de cabezas. Además pro­du­jo alrede­dor de 9,3 mil­lones de toneladas de carne vac­u­na en 2016.

Mar­cos Buck­eridge, botáni­co del Insti­tu­to de Bio­cien­cias de la Uni­ver­si­dad de São Paulo, dice que la prop­ues­ta del estu­dio es vál­i­da y que la adaptación del mod­e­lo podría fun­cionar en Brasil, ayu­dan­do al país a equi­li­brar uno de sus prin­ci­pales trípodes de desar­rol­lo: la pro­duc­ción agrí­co­la, la pro­duc­ción ganadera y la con­ser­vación medioam­bi­en­tal.

Fuente: El Intran­si­gente.