Producción azucarera en Cuba | Comienza la zafra gris

Los problemas en la agroindustria persisten y el régimen no ha anunciado la cantidad de centrales que molerán ni el azúcar que se aspira producir

El pequeño inge­nio Siboney comen­zó la Zafra 2019–2020 el 17 de noviem­bre, en los casi dos meses de la lla­ma­da Zafra Chi­ca. Sin embar­go, el gob­ier­no no ha anun­ci­a­do la can­ti­dad de cen­trales que mol­erán ni el azú­car que se aspi­ra pro­ducir. Los prob­le­mas en la agroin­dus­tria per­sis­ten.

El pres­i­dente Díaz-Canel ha dado un vira­je a los con­cep­tos de destruc­ción de la agroin­dus­tria. Ori­en­ta poten­ciar la pro­duc­ción azu­car­era por su impacto en la economía, mejo­rar la cal­i­dad del azú­car para bus­car nuevos mer­ca­dos, diver­si­ficar los pro­duc­tos exporta­bles de la agroin­dus­tria y procu­rar la inver­sión extran­jera. Tam­bién ha lla­ma­do a los direc­tivos a aten­der la fuerza de tra­ba­jo apli­can­do la reg­u­lación salar­i­al aproba­da y analizar en cada lugar los prin­ci­pales prob­le­mas exis­tentes, a fin de elim­i­nar las defi­cien­cias, señalan medios ofi­ciales.

Des­de la con­tien­da 2002–2003 no se sobrepasan los 2,1 mil­lones de toneladas, coin­ci­den­te­mente con el des­man­te­lamien­to de  los inge­nios. Un año antes había ascen­di­do a 3,5 mil­lones, pero Fidel Cas­tro decidió des­guazar los 156 cen­trales, dejan­do los 45 actuales, y dedicar sus tier­ras al cul­ti­vo de ali­men­tos. Como con­se­cuen­cia, la caña fue suplan­ta­da por el marabú.

Des­de 2010, Raúl Cas­tro procuró recu­per­ar la indus­tria for­jado­ra de la nacional­i­dad y base de la economía cubana, pero a duras penas super­a­do el 1,1 mil­lón de la Zafra 2005–2006.

El Siboney debería pro­ducir 19 900 toneladas de azú­car de alta cal­i­dad en 157 días pro­duc­tivos para expor­tar a granel. Lograr­lo depen­derá del sum­in­istro estable de caña ópti­ma, la mol­i­da estable, los rendimien­tos y la fuerza de tra­ba­jo requeri­da, como ocurre a los demás cen­trales. Este inge­nio fue fun­da­do en 1924, uno de los últi­mos con­stru­i­dos  esa déca­da. En 1958, tenía un alto rendimien­to indus­tri­al de 13/10, 1 200 tra­ba­jadores y tier­ra propias. Los tra­ba­jos de preparación del ter­reno esta­ban total­mente mecan­iza­dos, se ensaya­ba con regadío y la manip­u­lación de la caña se había mecan­iza­do des­de los cam­pos has­ta el bas­cu­lador.

La pro­duc­ción de 21 241 toneladas, la más alta de ese cen­tral en la últi­ma déca­da, ocur­rió durante la zafra 2014–2015, en 152 jor­nadas de labor, según infor­mó su admin­istrador, Jorge Ramón Val­divia Velázquez, al per­iódi­co provin­cial Ade­lante Dig­i­tal. Durante 16 años con­sec­u­tivos el cen­tral cumplió sus planes de pro­duc­ción, menos en  la Zafra 2018–19.

Igual­mente deben aprovecharse mejor los tres cen­tros de aco­pio y limpieza, y se pre­cisa de un empleo efi­ciente del trans­porte fer­roviario como alter­na­ti­va al mal esta­do de los caminos cañeros, expresó Val­divia. No obstante, además de proce­sar la  caña propia, podría com­plicar la depen­den­cia del envío de unas 65 000 toneladas de la gramínea por sus homól­o­gos Argenti­na, de Flori­da, y Brasil, de Esmer­al­da, que no mol­erán esta zafra por mal fun­cionamien­to tec­nológi­co y opera­cional la pasa­da con­tien­da azu­car­era. Las causas: maquinar­ia obso­le­ta y defi­cien­cias agrí­co­las.

El Brasil-Jaronú, fun­da­do en 1921, es uno de los últi­mos 15 antes de 1959.  El may­or cen­tral del mun­do tenía una capaci­dad de 1 100 00 arrobas, pero un rendimien­to de 12,47 con­sid­er­a­do bajo entonces, 9 156 tra­ba­jadores, 1 623 caballerías de tier­ras propias y aerop­uer­to. Su casa de inge­nio estu­vo con­stru­i­da de acero con tres pisos y los pasos de fab­ri­cación de un depar­ta­men­to a otro ocur­rían por gravedad. Sus cos­tos de pro­duc­ción eran los segun­dos más bajos en 1951 y ocu­pa­ba el ter­cero lugar entre los 10 cen­trales que habían sobrepasa­do el mil­lón de saco, logra­do en 1952. Si bien el huracán Irma lo embis­tió con fuerza en 2017, des­de hacía años no man­tenía mol­i­das esta­bles por fal­ta de repara­ciones, sum­in­istro de caña y éxo­do del per­son­al. Su batey fue declar­a­do pat­ri­mo­nio nacional en 2008.

Pau­lati­na­mente sigu­ieron incor­porán­dose inge­nios, como el Primero de Enero-Vio­le­ta, de Ciego de Ávi­la, y el Cristi­no Naran­jo-Cacocum, de Hol­guín,  el 20 de noviem­bre.  El Car­los Manuel de Cés­pedes,  úni­co cumpli­dor del plan de azú­car de la provin­cia de Cam­agüey en la zafra ante­ri­or, echó a andar después de algu­nas repara­ciones, fun­da­men­tal­mente en las áreas de calderas, cen­trífu­gas y moli­nos, con caña propia y del cen­tral Brasil. Luis Llanes Fer­nán­dez, direc­tor de la indus­tria, dijo a Ade­lante que están en mejores condi­ciones tec­nológ­i­cas, pese a la entra­da tardía de algunos recur­sos- para cumplir el plan azu­carero y la auto­gen­eración eléc­tri­ca, y volverá ser uno de los may­ores apor­ta­dores al Sis­tema Elec­troen­ergéti­co Nacional. Var­ios cen­trales han incor­po­ra­do nuevas plan­tas de elec­t­ri­ci­dad con el baga­zo y se fomen­ta la pro­duc­ción de deriva­dos.

El primer vicepres­i­dente de Cuba, Sal­vador Valdés Mesa, señaló que un fac­tor deter­mi­nante en la ine­fi­cien­cia de Zafra 2018 fue haber logra­do solo el 85% del com­ple­tamien­to de la fuerza de lab­o­ral, parte de ella prác­ti­ca­mente sin expe­ri­en­cia, lo que debía rever­tirse.

En la pre­sente con­tien­da los resul­ta­dos depen­derán de las repara­ciones eje­cu­tadas, el esta­do de los equipos, el sum­in­istro estable, la cal­i­dad de la caña, el rendimien­to agro-indus­tri­al, el com­ple­tamien­to de la plan­til­la, la moti­vación de los tra­ba­jadores con salarios más ele­va­dos según el cumplim­ien­to del Plan, la orga­ni­zación y la celeri­dad en la solu­ción de los prob­le­mas cotid­i­anos.

La recon­struc­ción está sien­do muy difí­cil, tan­to por la caren­cia de finan­ciamien­to para reparar, equipar y mod­ern­izar la agroin­dus­tria, como por la elim­i­nación de la tradi­ción de arrai­go gen­era­cional, la aniquilación de los bateyes, la inflex­i­bil­i­dad en la solu­ción de los prob­le­mas y la imposi­bil­i­dad de par­tic­i­pación de los tra­ba­jadores en la toma de deci­siones.

Fuente: Cubanet.