Mexicanos crean cemento ecológico a partir de desperdicio industrial

Como una alternativa al uso de cemento, científicos mexicanos desarrollaron un material que, con la misma utilidad, está elaborado a base de desechos de la industria del reciclado de papel, de carboeléctricas, marmoleras y de unicel, así como de ceniza del bagazo de caña de azúcar.

Los inves­ti­gadores de la Uni­ver­si­dad de Papaloa­pan, en Oax­a­ca, lid­er­a­dos por Martha Poisot, uti­lizaron este mate­r­i­al que al ser más económi­co y más resistente, podría susti­tuir al cemen­to en las con­struc­ciones, pues tiene la cual­i­dad de dar­le val­or agre­ga­do a los dese­chos indus­tri­ales.

El pro­duc­to se lla­ma Poly­mer­ic Ash Sys­tem (PAS) y los exper­tos bus­can cap­i­tal para estable­cer su primera plan­ta de pro­duc­ción, con el obje­ti­vo de reducir el impacto ambi­en­tal al aprovechar des­perdi­cios indus­tri­ales.

La espe­cial­ista en Cien­cias Quími­cas pre­sen­tó este desar­rol­lo en el Primer Foro Nacional de Cien­cia, Tec­nología e Inno­vación 2018.

De acuer­do con la Acad­e­mia Mex­i­cana de Cien­cias (AMC), has­ta el momen­to el equipo de tra­ba­jo de Martha Poisot ha desar­rol­la­do pro­toti­pos como blo­ques de 50 por 50 cen­tímet­ros.

Entre las prue­bas real­izadas se encuen­tra la medición de la tem­per­atu­ra respec­to al cemen­to, y repor­taron que es un ais­lante tér­mi­co con la cual­i­dad adi­cional de que tam­bién con­ser­va energía, por lo que, la casa con­stru­i­da con este mate­r­i­al no nece­si­ta uti­lizar tan­ta cale­fac­ción o aire acondi­ciona­do.

El mate­r­i­al es ligero y tiene plas­ti­ci­dad, lo que lo hace útil para fines estéti­cos. Sin embar­go, tam­bién puede emplearse con acero, lo que lo hace útil para cues­tiones estruc­turales.

“Recibi­mos el mate­r­i­al de dese­cho y en un úni­co paso, en una reac­ción quími­ca amable, con­ver­ti­mos la mate­ria orgáni­ca con el agluti­nante en celu­losa hidrofóbi­ca com­pat­i­ble con la ceniza de caña, con la indus­tria mar­mol­era, de ter­moeléc­tri­c­as, e inclu­so el uni­cel que se emplea para guardar ali­men­tos y pro­duc­tos”, pun­tu­al­izó.

Este tra­ba­jo recibió apoyo del Con­se­jo Nacional de Cien­cia y Tec­nología (Cona­cyt) a través del Fon­do para Proyec­tos de Desar­rol­lo Cien­tí­fi­co para Aten­der Prob­le­mas Nacionales.

Fuente: Diario de Yucatán.