Las heladas dañaron los cañaverales

Los campos localizados en Leales, Simoca y el este de Río Chico fueron los más afectados por el frío intenso que se registró en julio pasado. También hubo heladas en junio.

La may­or parte del área cañera de Tucumán está expues­ta a la ocur­ren­cia de heladas de dis­tin­ta inten­si­dad y duración, que afectan la pro­duc­ción de azú­car. En zafras ante­ri­ores, la ocur­ren­cia de heladas sev­eras llegó a provo­car pér­di­das de has­ta un 25%, las cuales se deben a la reduc­ción de la can­ti­dad y, espe­cial­mente, de la cal­i­dad de la mate­ria pri­ma a proce­sar y a las difi­cul­tades en la recu­peración fab­ril de azú­car, además de lim­i­tar la disponi­bil­i­dad de “caña semi­l­la” apta para la real­ización de las ren­o­va­ciones. El informe fue real­iza­do por los téc­ni­cos de la sec­ción Agronomía de la Caña de Azú­car, inge­nieras Fer­nan­da Leg­gio y Sofía Fajre, y de la sec­ción Sen­sores Remo­tos y SIG, inge­niera Carmi­na Fan­dos, de la Estación Exper­i­men­tal Agroin­dus­tri­al Obis­po Colom­bres (Eeaoc) de Tucumán.

La sev­eri­dad de las heladas, car­ac­ter­i­za­da por su inten­si­dad y duración, es uno de los prin­ci­pales fac­tores que deter­mi­na el niv­el de pér­di­das de azú­car que, además, estará condi­ciona­da por la inci­den­cia de otros fac­tores, como son las condi­ciones ambi­en­tales que se reg­istren luego de las heladas (tem­per­atu­ra, humedad y llu­vias), el com­por­tamien­to de los cul­ti­vares com­er­ciales (niv­el de madu­ración, capaci­dad pro­duc­ti­va y cober­tu­ra, tol­er­an­cia al dete­ri­oro).

Es impor­tante señalar que, en esta zafra, a par­tir de la segun­da quin­ce­na del mes de mayo, y durante todo junio, los cañav­erales ya se vieron afec­ta­dos por bajas tem­per­at­uras, pre­vio a la ocur­ren­cia de heladas que se reg­is­traron a medi­a­dos de junio. Los más de 40 días suce­sivos con tem­per­at­uras mín­i­mas diarias entre 0º y 10ºC provo­caron daños por “enfri­amien­to”, fac­tor adver­so que, durante el perío­do de madu­ración de la caña de azú­car, afec­ta sev­era­mente la pro­gre­si­va acu­mu­lación de sac­arosa, ya que acon­tece la deten­ción del crec­imien­to, aso­ci­a­da con una mín­i­ma y decre­ciente activi­dad foto­sin­téti­ca, has­ta obser­varse el amar­il­lamien­to gen­er­al­iza­do del fol­la­je. Esta situación provo­ca la deten­ción más tem­prana de la madu­ración, pudi­en­do gener­ar impor­tantes pér­di­das de azú­car respec­to de lo que se esper­a­ba.

Dis­tin­ta geografía

Además, entre el 15 y el 18 de junio, se reg­is­traron heladas en gran parte del área cañera, sien­do, en gen­er­al, suaves hacia el área pede­mon­tana y mod­er­adas en la zona de la lla­nu­ra sur-ori­en­tal.

Pos­te­ri­or­mente, en julio se pre­sen­taron los fríos más inten­sos y pro­lon­ga­dos. Entre el 21 y el 29, la provin­cia fue alcan­za­da por un frente frío que provocó heladas de dis­tin­tas car­ac­terís­ti­cas, destacán­dose el 24 y el 25 del mes pasa­do, cuan­do se reg­is­traron heladas suaves a mod­er­adas en las zonas norte y pede­mon­tana, y sev­eras en la zona de la lla­nu­ra suror­i­en­tal.

En primera instan­cia, se puede señalar que la inci­den­cia de estas heladas fue gen­er­al­iza­da y con efec­tos vari­ables sobre el cañav­er­al, que depen­den en gran medi­da de su local­ización, de la var­iedad implan­ta­da, del niv­el de crec­imien­to y pro­duc­ción, de la posi­ción topográ­fi­ca, de la cer­canía de cur­sos de agua y/o zonas de monte, entre otros. El niv­el de pér­di­das de azú­car que podría provo­car estará condi­ciona­do por la inci­den­cia de fac­tores como las condi­ciones ambi­en­tales que se reg­istren luego de las heladas, por lo que acel­er­ar la cosecha de los lotes más afec­ta­dos es fun­da­men­tal para min­i­mizarlas.

En base a la infor­ma­ción pro­vista por imá­genes satelitales Land­sat 8 OLI y Sen­tinel 2A, cor­re­spon­di­entes a los días 26 y 27 de julio, se estimó un avance gen­er­al de cosecha del 48,3% de los lotes de la zona cañera de Tucumán, al día 27 de julio. Sobre las imá­genes men­cionadas, la Sec­ción Sen­sores Remo­tos y SIG real­izó, además, un rel­e­vamien­to para eval­u­ar la inci­den­cia de las heladas en los cañav­erales. Sobre las plan­tas sin cosechar se real­izó el cál­cu­lo del índice de veg­etación “Nor­mal­ized Dif­fer­ence Veg­e­ta­tion Index” (NDVI). Los cañav­erales no cosecha­dos fueron sep­a­ra­dos en tres cat­e­gorías según la inten­si­dad de afectación de las heladas: suave­mente afec­ta­do por heladas, medi­ana­mente afec­ta­do por heladas y sev­era­mente afec­ta­do por heladas. En las Fig­uras 1a) y 1b) se apre­cia la dis­tribu­ción espa­cial de los difer­entes nive­les de afectación por heladas en los cañav­erales tucumanos, desta­can­do los cañav­erales ya cosecha­dos.

Se puede obser­var may­or pres­en­cia de cañav­erales suave­mente afec­ta­dos en el depar­ta­men­to Bur­ruy­acu, en la zona pede­mon­tana, y en el sec­tor noroeste de Cruz Alta. En con­traste, Leales, Simo­ca y este de Río Chico, pre­sen­tan la may­or pro­por­ción de cañav­erales sev­era­mente afec­ta­dos por el frío.

Cabe recor­dar que el daño de los cañav­erales des­ti­na­dos a molien­da puede ser vari­able, de modo que es recomend­able recor­rer y eval­u­ar cada lote, para estable­cer una pri­or­i­dad de cosecha en fun­ción del gra­do de daño, y para deter­mi­nar el niv­el de despun­ta­do apropi­a­do que per­mi­ta opti­mizar la cal­i­dad y min­i­mizar las pér­di­das de azú­car. Con respec­to a la cosecha propi­a­mente dicha, resul­tará fun­da­men­tal evi­tar, restringir y con­tro­lar al máx­i­mo la que­ma de los cañav­erales y reducir el esta­cionamien­to de la mate­ria pri­ma en el cam­po, durante el trans­porte y en la fábri­ca, pri­or­izan­do la cosecha inte­gral en verde y con la menor demo­ra posi­ble.

Fuente: La Gac­eta.