La industria azucarera enfrenta bajas ventas en Ecuador

Des­de medi­a­dos de junio de 2018 arrancó la zafra en la región costera del país, en un con­tex­to de bajos pre­cios de mer­ca­do y prob­le­mas de com­er­cial­ización.

A pesar de ser uno de los cul­tivos de ciclo per­ma­nente que más cre­ció el año pasa­do, tan­to en hec­táreas sem­bradas como en cosechadas, aún no alcan­za las cifras del 2015.

Los volúmenes de pro­duc­ción se recu­per­aron el año pasa­do, no así las ven­tas. De acuer­do con rep­re­sen­tantes del sec­tor, exis­ten dos fac­tores prin­ci­pales que expli­can esta prob­lemáti­ca.

El primero se rela­ciona con los altos cos­tos de pro­duc­ción, en los que inci­den rubros como salarios y agro­quími­cos uti­liza­dos en la siem­bra. Esto res­ta com­pet­i­tivi­dad al pro­duc­to local frente al azú­car prove­niente de Colom­bia. Los inge­nios ase­gu­ran que no pueden com­pe­tir con esos pre­cios.

Según Min­is­te­rio de Agri­cul­tura y Ganadería (MAG), el pre­cio mín­i­mo de sus­tentación de la tonela­da métri­ca de la caña de azú­car se ubi­ca en USD 32,20. Mien­tras que el pro­duc­to colom­biano se vende entre USD 24 y USD 26.

El saco de azú­car proce­sa­da se puede encon­trar a USD 35 mien­tras que el de Colom­bia, en USD 25.

El ingre­so por la fron­tera norte de cer­ca de 80 000 toneladas de sac­arosa, reg­istradas el año pasa­do, pre­ocupó a los cañicul­tores y a los inge­nios.

Para pro­te­ger a la indus­tria, en octubre pasa­do el Gob­ier­no solic­itó a la Comu­nidad And­i­na (CAN) la imple­mentación de una medi­da arance­lar­ia para gravar con 15% la importación de azú­car supe­ri­or a las 30 000 toneladas, prove­nientes de los país­es de este bloque. La peti­ción fue rec­haz­a­da.

En Ecuador hay 74 000 hec­táreas de caña de azú­car. De esto, el 50% pertenece a los inge­nios y el otro 50% se reparte entre los 3 000 pequeños y medi­anos pro­duc­tores.

Los cañav­erales del Guayas, provin­cia que con­cen­tra 82,95% de la pro­duc­ción total del país, están lis­tos para la cosecha. En el can­tón Marceli­no Maridueña, ubi­ca­do a una hora y media de Guayaquil, se hal­la el inge­nio San Car­los. Allí sus pobladores y tra­ba­jadores comen­zaron la tem­po­ra­da con una misa en la capil­la.

Los obreros ini­cian su jor­na­da a las 06:00. Cada uno conoce su lugar de tra­ba­jo, pues muchos tienen cer­ca de 2 décadas en el ofi­cio. Están los cor­ta­dores de caña para la fábri­ca y los que cor­tan la semi­l­la para las nuevas cose­chas. Cada uno tiene sus uten­sil­ios: gafas, guantes, polainas metáli­cas para las pier­nas y el machete. Car­los May­or­ga, sub­ger­ente admin­is­tra­ti­vo de Inge­nio San Car­los, ase­gu­ra que para esta época es nece­sario con­tratar mucha gente. Se tra­ba­ja con al menos 3 200 per­sonas. El inge­nio tiene influ­en­cia en 28 000 hec­táreas, entre las áreas de siem­bra propia y de cañicul­tores par­tic­u­lares, a quienes les com­pran la pro­duc­ción.

May­or­ga cuen­ta que el 70% de su pro­duc­ción lo vende en el mer­ca­do local y la may­oría se des­ti­na al ámbito indus­tri­al. Pero ante el prob­le­ma de la com­er­cial­ización, las ven­tas hacia este sec­tor han baja­do. Ase­gu­ra que cayeron de 15 000 sacos de azú­car a solo 3 000 en los últi­mos años. Miguel Pérez, pres­i­dente de la Fed­eración Nacional de Azu­careros (Fenazu­car), afir­ma que el pre­cio prome­dio del saco de azú­car en el mer­ca­do local se “deprim­ió” en el 2017.

Ase­gu­ra que la rentabil­i­dad de la indus­tria bajó 56% respec­to del año ante­ri­or.

El segun­do fac­tor que incide en la baja com­er­cial­ización es la “ima­gen neg­a­ti­va” del azú­car para la salud. En el 2014 se intro­du­jo en el mer­ca­do el semá­foro de ali­men­tos, que influyó para que las empre­sas refor­mu­la­ran sus pro­duc­tos.

Según la Orga­ni­zación Mundi­al de la Salud (OMS), la inges­ta de azú­cares libres, entre ellos las bebidas azu­caradas, es uno de los prin­ci­pales fac­tores de la obesi­dad y la dia­betes.

Ernesto Gómez, ger­ente admin­is­tra­ti­vo Financiero Unidad de Nego­cio Agroin­dus­tri­al de Valdez, ase­gu­ra que optaron por diver­si­ficar el portafo­lio. Incor­po­raron des­de el año pasa­do el Ste­vi­a­pan­ela, pro­duc­to que tiene dos pre­senta­ciones: en una fun­da de 500 gramos y en ‘stik pack’. Además, lan­zaron el azú­car de coco Valdez orgáni­co. A pesar del panora­ma, el inge­nio tiene proyec­ta­do para esta zafra proce­sar 1,97 mil­lones de toneladas de caña, tan­to propias como de cañicul­tores. De esta pro­duc­ción, esti­ma que pro­ducirá 3,3 mil­lones de sacos para el mer­ca­do local.

La cuo­ta de exportación hacia EE.UU. es 12 400 toneladas.

Fuente: El Com­er­cio


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