La empresa estatal de azúcar boliviana inaugura su primera zafra

El presidente de Bolivia, Evo Morales, inauguró hoy la primera zafra destinada a alimentar la producción de azúcar de la primera empresa estatal en el rubro, después de varios años con pruebas de producción.

Durante su dis­cur­so en la local­i­dad paceña de San Bue­naven­tu­ra, Morales destacó que este año se ini­ció “la primera zafra ofi­cial después de tres años”, con la que se cal­cu­la se pro­duz­can 306.225 quin­tales de azú­car.

“Vamos a proce­sar (en 2018) 194.969 toneladas de caña en nues­tra indus­tria”, apun­tó el jefe de Esta­do.

El pres­i­dente boli­viano dio una relación de la pro­duc­ción exper­i­men­tal, que comen­zó en 2015 con la recep­ción 17.000 toneladas de caña y la pro­duc­ción de 8.134 quin­tales de azú­car.

En 2016 se cap­taron 78.000 toneladas de caña para la elab­o­ración de 109.464 quin­tales y durante la ter­cera prue­ba, en 2017, 93.478 toneladas del prin­ci­pal insumo para proce­sar 163.000 quin­tales, señaló.

Este inge­nio depen­di­ente de la estatal Empre­sa Azu­car­era de San Bue­naven­tu­ra se inau­guró en 2015 y está ubi­ca­do al noreste de La Paz, la cap­i­tal admin­is­tra­ti­va de Bolivia, en la parte amazóni­ca del depar­ta­men­to paceño.

Morales enfa­tizó en la necesi­dad de hac­er que el movimien­to campesino garan­tice la ampliación de los cul­tivos de caña, para ampli­ar la “mate­ria pri­ma” de la pro­duc­ción de azú­car.

“Fal­tan como 8.000 hec­táreas, ten­emos ape­nas 3.000 hec­táreas, esto va a con­tin­uar cre­cien­do (…), mate­ria pri­ma debe ser de respon­s­abil­i­dad del movimien­to campesino”, enfa­tizó Morales.

El inge­nio actual­mente tam­bién tiene la capaci­dad de pro­ducir etanol, una sus­tan­cia útil para mejo­rar el rendimien­to de com­bustibles como la gasoli­na o el diésel, y para la gen­eración de elec­t­ri­ci­dad.

La azu­car­era estatal fue con­stru­i­da con un crédi­to del Ban­co Cen­tral de Bolivia (BCB) cer­cano a los 270 mil­lones de dólares y en el proyec­to se empleó tec­nología de país­es de Améri­ca, Asia y Europa.

Fuente: El Econ­o­mista.