El Gobierno evalúa medidas drásticas ante una demanda de US$ 3000 millones por YPF

La mayor amenaza judicial contra la Argentina en el extranjero, una demanda de 3000 millones de dólares de un fondo buitre por la expropiación de YPF durante el gobierno de Cristina Kirchner, ingresó a instancias cruciales en Nueva York.

El Gob­ier­no esti­ma que los cos­tos totales del juicio podrían trepar inclu­so más, moti­vo sufi­ciente para el desvelo en tiem­pos de escasez y tor­men­tas financieras.

Bernar­do Sar­avia Frías, el procu­rador del Tesoro de la Nación, via­jó a Nue­va York pocos días atrás para super­vis­ar los argu­men­tos de los abo­ga­dos que rep­re­sen­tan al Esta­do argenti­no. Se debate entre el cielo o el infier­no: el tri­bunal debe definir si el juicio cor­re­sponde trasladar­lo a Buenos Aires o si avan­za en Nue­va York. Los tiem­pos están ven­ci­dos pero el tri­bunal todavía adeu­da una respues­ta. Si la res­olu­ción de la Corte del Dis­tri­to Sur de Nue­va York es des­fa­vor­able, el gob­ier­no está con­ven­ci­do de que la mejor estrate­gia es patear el tablero.

Existe un méto­do judi­cial para que las fichas vue­len por el aire. Si la corte final­mente resuelve que el juicio prosi­ga en Nue­va York, la decisión de la Procu­ración del Tesoro es requerir un pro­ced­imien­to que en los tri­bunales de Esta­dos Unidos se conoce como “dis­cov­ery process”, y que obligaría a la jus­ti­cia norteam­er­i­cana a inves­ti­gar a los dueños del fon­do Bur­ford Cap­i­tal, respon­s­able de la deman­da, y a cono­cer cómo fue el camino financiero que con­du­jo des­de la YPF pri­va­da de los tiem­pos de Nés­tor y Cristi­na Kirch­n­er has­ta los buitres de Nue­va York. La estrate­gia fue con­fir­ma­da a LA NACION por fuentes guber­na­men­tales. Tirar de la cuer­da puede der­rib­ar una mam­postería pesa­da.

La deman­da fue pre­sen­ta­da el 8 de abril de 2015 y recla­ma un resarcimien­to económi­co ale­gan­do que durante el pro­ce­so de expropiación se vio­laron las leyes de ofer­ta públi­ca en los Esta­dos Unidos Fuente: Archi­vo

La ame­naza traza una línea rec­ta entre Nue­va York y Comodoro Py. Des­de 2006 des­cansa en el juz­ga­do de Ariel Lijo una denun­cia de Elisa Car­rió y Paula Olive­to sobre los mane­jos del kirch­ner­is­mo en torno a YPF. En 2012, las leg­is­lado­ras ampli­aron la denun­cia para que se inves­ti­gara en par­tic­u­lar la ven­ta de las com­pañías del Grupo Petersen, de la famil­ia Ezke­nazi, al fon­do Bur­ford Cap­i­tal. “Es evi­dente que esta­mos en pres­en­cia de un nego­cio financiero que se ale­ja de la necesi­dad de explotación y explo­ración que debía ser obje­ti­vo de una empre­sa con el obje­to social de YPF. Todo ello, ante la anu­en­cia de los rep­re­sen­tantes del Min­is­te­rio de economía, Plan­i­fi­cación y SIGEN que fueron partícipe del vaci­amien­to, ya que suscribió sin realizar con­troles de ningún tipo tan­to de las memo­rias como de los bal­ances de YPF”, con­cluyeron las denun­ciantes. En otras pal­abras, que la famil­ia Eske­nazi sabía que vendía bási­ca­mente el dere­cho a un juicio inter­na­cional con­tra la Argenti­na cuan­do entregó sus empre­sas.

El Grupo Petersen, que durante el kirch­ner­is­mo llegó a mane­jar el 25% de YPF, siem­pre enfa­tizó que no tenía nada que ver con los buitres. “El Grupo Petersen está al mar­gen y no tiene injeren­cia algu­na en cualquier pro­ce­so judi­cial que se esté desar­rol­lan­do en la Argenti­na o en el exte­ri­or”, señaló a través de un comu­ni­ca­do cuan­do se cono­ció el juicio.

Para sub­ra­yar que se tra­ta de pro­tag­o­nistas difer­entes, en el Grupo Petersen sostienen que el fon­do Bur­ford no sólo com­pró las empre­sas de Ezke­nazi, sino que es un jugador glob­al de los liti­gios financieros.

La jueza Loret­ta Pres­ka reem­plazó a Thomas Griesa Fuente: Archi­vo

“Hay tres opciones: quilom­bo, mega quilom­bo o giga quilom­bo; si el juicio sigue en Nue­va York vamos por la opción del giga quilom­bo”, describe con tono dramáti­co un fun­cionario a car­go del seguimien­to del pro­ce­so. En los cál­cu­los a mano alza­da del Gob­ier­no esti­man que el cos­to del juicio podría alcan­zar los 5000 mil­lones de dólares, en otras pal­abras, un ter­cio del primer desem­bol­so del FMI.

La deman­da, en los pape­les, fue ini­ci­a­da por las fir­mas españo­las Petersen Energía Inver­so­ra y Petersen Energía que la famil­ia Eske­nazi con­sti­tuyó para adquirir entre 2008 y 2011 el 25% de las acciones de YPF, antes de vender­las al fon­do Bur­ford. El argu­men­to de los deman­dantes es que la esta­ti­zación de YPF vio­ló las leyes de ofer­ta públi­ca en los Esta­dos Unidos. La Argenti­na sostiene que fue una decisión sober­ana y, por lo tan­to, no debía seguir los caminos de una ofer­ta accionar­ia tradi­cional en el mer­ca­do.

Así y todo, en la Casa Rosa­da tam­bién tomaron nota de los emis­ar­ios del gob­ier­no español que en los últi­mos meses se acer­caron para con­sul­tar por las vicisi­tudes del juicio. Si es tan clara la línea que sep­a­ra el pasa­do del pre­sente, ¿por qué la pre­ocu­pación actu­al?

A fines de 2007, Enrique Eske­nazi , tit­u­lar del Grupo Petersen, adquir­ió el 14,9% del cap­i­tal accionario de YPF por 2.235 mil­lones de dólares, con opción a ampli­ar su par­tic­i­pación. La red financiera incluyó una red de difer­entes ban­cos y un crédi­to de la españo­la Rep­sol, que con­tro­la­ba la petrol­era. El Grupo Petersen pagó luego gran parte de la deu­da con los div­i­den­dos que dio después la propia YPF.

Por la esta­ti­zación, el gob­ier­no de Cristi­na Kirch­n­er ter­minó por com­pen­sar a Rep­sol con unos 5.000 mil­lones de dólares, mien­tras que las fir­mas de la famil­ia Ezke­nazi ter­mi­naron por ser ven­di­das por la imposi­bil­i­dad de cubrir las deu­das, entre otras, la con­traí­da con la propia Rep­sol. Fue el preám­bu­lo de la lle­ga­da de Bur­ford al juz­ga­do del inmemo­r­i­al juez Thomas Griesa. Su señoría murió, al fin, a los 87 años, y su lugar lo ocupó la jueza Loret­ta Pres­ka, quien en con­tra de las esper­an­zas locales por el cam­bio de nom­bre, le dio la razón al fon­do Bur­ford. Aho­ra tres mag­istra­dos de la Corte del Dis­tri­to Sur de Nue­va York debat­en dónde con­tin­uará el juicio. El lega­do de Griesa no garan­ti­za sosiego para los nervios locales. Por: Damián Nabot.

Fuente: La Nación