Los ingenios se adhieren a la reconversión industrial

Acuerdan, con la autoridad de aplicación, metas y acciones a desarrollar.

El Pro­gra­ma de Recon­ver­sión Indus­tri­al (PRI), de adhe­sión vol­un­taria para las empre­sas, incluye el establec­imien­to de un niv­el de base, a par­tir del cual éstas acuer­dan con la autori­dad de apli­cación una serie de metas y acciones a desar­rol­lar, con un crono­gra­ma trien­al de cumplim­ien­to infor­ma­do con fre­cuen­cia bimes­tral, que luego es super­visa­do por la SEMA (Sec­re­taría de Medio Ambi­ente de Tucumán), bajo el mon­i­toreo de la Sec­re­taría de Ambi­ente y Desar­rol­lo Sus­tentable de la Nación, comen­tó Juan Car­los Mirande.

La Eta­pa I del PRI puso énfa­sis en la colo­cación de fil­tros de cenizas en las chime­neas de las calderas ali­men­tadas con baga­zo, y en la elim­i­nación de vuel­cos de bar­ros de decantación de jugos (“tor­ta de fil­tro”, “fil­ter cake” en inglés, o “cac­haza” en Argenti­na) a los canales de eflu­entes indus­tri­ales de los inge­nios.

La indus­tria respondió ráp­i­da y pos­i­ti­va­mente, logran­do insta­lar dichos fil­tros en la may­oría de sus calderas “bagac­eras” antes de la final­ización de esa eta­pa, en el año 2010. Para­le­la­mente, y en relación a la cac­haza, desar­rol­ló un sis­tema muy efec­ti­vo de dis­posi­ción de estos bar­ros en cam­pos cañeros, como una for­ma de devolver­le a sus sue­los parte de los nutri­entes extraí­dos con la cosecha.

La cap­tura de las cenizas con­teni­da en los gas­es de chime­neas medi­ante el uso de agua a pre­sión gen­eró, sin embar­go, una nue­va cor­ri­ente líqui­da, con mate­r­i­al fibroso en sus­pen­sión, que ráp­i­da­mente demostró ser per­ju­di­cial para la población ictí­co­la.

A este aspec­to se lo tuvo en cuen­ta en el desar­rol­lo de los obje­tivos de la Eta­pa II del PRI, que se comen­zó a imple­men­tar a par­tir del año 2010 e incluyó ‑entre otros- com­pro­misos de sep­a­ración y dis­posi­ción respon­s­able de las cenizas, y la recir­cu­lación total del agua rema­nente.

Nue­va­mente la activi­dad respondió en for­ma pos­i­ti­va, de man­era que en la actu­al­i­dad prác­ti­ca­mente toda la ceniza gen­er­a­da se cap­tura y se dispone en cam­pos agrí­co­las o se uti­liza para rel­leno de ter­renos, recir­culán­dose el agua a los fil­tros húme­dos o “scrub­bers”.

En la actu­al­i­dad se encuen­tra en ple­na vigen­cia la Eta­pa IV, que cuen­ta con una gen­er­al­iza­da adhe­sión por parte de las empre­sas.

Para­le­la­mente, se inten­si­fi­caron los tra­ba­jos de inves­ti­gación des­ti­na­dos a eval­u­ar los poten­ciales impactos del pasaje de la cosecha con que­ma pre­via a la cosecha sin que­ma, tam­bién lla­ma­da “cosecha en verde”, cuya imple­mentación era prác­ti­ca­mente nula a esa fecha.

Si bien al comien­zo este cam­bio fue resis­ti­do por la indus­tria, debido a sus efec­tos neg­a­tivos sobre la capaci­dad de molien­da y la recu­peración de azú­cares, el mis­mo fue prevale­cien­do sobre la prác­ti­ca ante­ri­or, sien­do actual­mente la indus­tria cañera argenti­na una de las que osten­ta el may­or por­centa­je de cosecha “en verde” en todo el mun­do.

A los fines de pro­mover la prác­ti­ca de la “no que­ma de caña en pie” y de “los resid­u­os agrí­co­las de cosecha a cam­po”, y por ini­cia­ti­va de la Estación Exper­i­men­tal Famail­lá del INTA, se creó asimis­mo la denom­i­na­da “Mesa de Gestión Ambi­en­tal de Cruz Alta”, que es un espa­cio de tra­ba­jo donde con­ver­gen insti­tu­ciones del Esta­do provin­cial, del sec­tor pri­va­do y de la sociedad civ­il. Actual­mente tra­ba­ja para la imple­mentación de un Sis­tema de Cer­ti­fi­cación de Cosecha de Caña de Azú­car sin Uti­lización del Fuego, bajo un pro­to­co­lo orig­i­nal denom­i­na­do “Local Gap”, aproba­do y super­visa­do por la orga­ni­zación no guber­na­men­tal inter­na­cional Glob­al Gap (ex-Eurep­GAP).

Fuente: La Gac­eta.