Logran crear por primera vez una caña de azúcar con menor impacto ambiental gracias a la técnica de edición genética CRISPR

La caña de azúcar editada por CRISPR por primera vez en el mundo ayuda a reducir el impacto ambiental, clave para detener la deforestación, contaminar menos y generar una menor huella hídrica y de residuos. En dos estudios realizados se logró que las plantas de caña de azúcar precisasen menos cantidad de fertilizante de hidrógeno y herbicida. 

CRISPR son las siglas de la nove­dosa téc­ni­ca de edi­ción genéti­ca que está rev­olu­cio­nan­do la biología. Resum­i­da al máx­i­mo, per­mite emplear unas guías y una pro­teí­na (Cas9) para cor­tar y pegar el ADN, inac­ti­van­do genes respon­s­ables de diver­sas enfer­medades.

Pero la téc­ni­ca no se que­da mera­mente en el aparta­do de la salud, sino que sus ten­tácu­los tam­bién lle­gan al cam­po de la ali­mentación, encam­i­na­do a la búsque­da de sosteni­bil­i­dad y mejo­ra de cul­tivos. 

Su primer ben­e­fi­cia­rio ha sido la primera caña de azú­car edi­ta­da genéti­ca­mente con CRISPR, y cuya prin­ci­pal ven­ta­ja será reducir de for­ma con­sid­er­able su impacto ambi­en­tal. Además de para el pro­pio azú­car, sus hojas y tal­los se emplean para pro­ducir bioetanol para plás­ti­cos y com­bustibles.

Has­ta el momen­to gener­ar nuevas var­iedades de caña azú­car era suma­mente difí­cil y largo, ya que tiene un geno­ma muy com­ple­jo. Tal y como desar­rol­la New Atlas se requieren muchos inter­cam­bios para fil­trar los ras­gos deseables de los no desea­d­os, por lo que las nuevas ver­siones pueden tar­dar años en desar­rol­larse.

El daño ambiental de la caña de azúcar que podría paliarse con CRISPR

La caña de azú­car con­tribuye a la defor­estación y a la destruc­ción de sel­vas en ben­efi­cio de nuevas tier­ras agrí­co­las. Exige una inmen­sa can­ti­dad de agua y el pro­ce­so se sal­da con altas cotas de con­t­a­m­i­nación y una ele­va­da cifra de resid­u­os.

Con la poderosa tijera genéti­ca de la téc­ni­ca CRISPR, los cien­tí­fi­cos pudieron desar­rol­lar un par de nuevas var­iedades de caña de azú­car recogi­das en dos estu­dios, ambos pub­li­ca­dos en la revista Fron­tiers in Genome Edit­ing. Se tra­ta de la primera ocasión en la que esta plantación recibe este méto­do con éxi­to.

En el primer estu­dio, el equipo desac­tivó varias copias de un gen que pro­duce que­latasa de mag­ne­sio. Esta enz­i­ma ayu­da a las plan­tas a pro­ducir clo­ro­fi­la, por lo que las hojas de las plan­tas edi­tadas se vuel­ven de col­or verde claro o amar­il­lo. Estas requieren una menor can­ti­dad de fer­til­izante de nitrógeno para cre­cer, pero son capaces de gener­ar la mis­ma can­ti­dad de bio­masa.

Para la segun­da inves­ti­gación, se reem­plazaron con téc­ni­ca CRISPR nucle­óti­dos indi­vid­uales con mejores ver­siones para dotar a la caña de azú­car de may­or resisten­cia a los her­bi­ci­das, nece­si­tan­do una menor can­ti­dad de este tipo de pro­duc­tos. 

“Aho­ra ten­emos her­ramien­tas muy efec­ti­vas para mod­i­ficar la caña de azú­car en un cul­ti­vo con may­or pro­duc­tivi­dad o sus­tentabil­i­dad mejo­ra­da”, dice Fredy Alt­peter, inves­ti­gador prin­ci­pal de sendos estu­dios. “Es impor­tante porque la caña de azú­car es el cul­ti­vo ide­al para impul­sar la bioe­conomía emer­gente”, asev­era.

Fuente: Busi­ness Insid­er.