Case IH impulsa la producción de bioenergía en Tucumán

El Complejo Azucarero Concepción S.A, uno de los tres mayores ingenios de la provincia, promueve el desarrollo de energías renovables a través del uso de máquinas forrajeras.

El Com­ple­jo Azu­carero Con­cep­ción S.A es uno de los tres may­ores inge­nios de la provin­cia de Tucumán y uno de los más grandes del país, y está ubi­ca­do en Ban­da del Río Salí, una ciu­dad situ­a­da en el Depar­ta­men­to Cruz Alta, que además de ser la cabecera depar­ta­men­tal for­ma parte del aglom­er­a­do del Gran San Miguel de Tucumán, Argenti­na.

La empre­sa se desta­ca prin­ci­pal­mente por la pro­duc­ción de azú­car de caña sin refi­nar prove­niente de los depar­ta­men­tos Cruz Alta, Leales, Bur­ruy­acú y Tafí Viejo, y por la elab­o­ración de licores des­ti­la­dos y com­bi­na­dos. Además, otra de sus activi­dades es la elab­o­ración de pro­duc­tos ali­men­ti­cios como el azú­car y la fab­ri­cación de alco­hol, petróleos y pro­duc­tos deriva­dos del car­bón.

Actual­mente la pro­duc­ción del Inge­nio Con­cep­ción supera las 340.000 toneladas de azú­car y los 23.000.000 de litros de alco­hol etíli­co. El Pres­i­dente de la com­pañía, Martín Luque, explicó: “La molien­da de caña es de 3.500.000 toneladas al año y se cul­ti­van 6.000 hec­táreas propias donde la caña de azú­car es el prin­ci­pal cul­ti­vo en nue­stros cam­pos, pudi­en­do rotar cada 5 años con soja, tri­go o maíz. Día a día tra­ba­jamos con equipos téc­ni­cos espe­cial­iza­dos que están coor­di­nan­do en todo momen­to las dis­tin­tas pro­duc­ciones para obten­er la máx­i­ma pro­duc­tivi­dad”.

Des­de hace años, la empre­sa elige los equipos de la mar­ca para desar­rol­lar sus activi­dades, con una flota de 15 cosechado­ras de caña mod­e­lo A8000, cin­co trac­tores Puma 155 y un pul­ver­izador Patri­ot 350: “elegi­mos las máquinas Case IH prin­ci­pal­mente por los ser­vi­cios que brin­dan, por la relación cos­to-ben­efi­cio y por las facil­i­dades que otor­gan para la adquisi­ción de equipos”, explicó el fun­cionario.

Este año, la pro­tag­o­nista den­tro de la empre­sa es la mega enfar­dado­ra pris­máti­ca mod­e­lo LB434, ya que se encuen­tra tra­ba­jan­do en la gen­eración de bioen­ergía y, según Luque, “la máquina fue elegi­da por el análi­sis de inno­vación tec­nológ­i­ca y por las ven­ta­jas de finan­ciación”.

Rodri­go Lan­ciot­ti, Ger­ente Com­er­cial de Crop Pro­duc­tion para Case IH Argenti­na, comen­tó acer­ca de la máquina elegi­da para esta labor: “el equipo gen­era un mega far­do de 1.20m de ancho, 90cm de alto y un largo vari­able de 2,74m, pudi­en­do cono­cer el peso del mis­mo gra­cias a su sis­tema de pesa­do inte­gra­do. Esta máquina tiene la capaci­dad de proce­sar cualquier tipo de for­ra­je, como el sor­go, maíz o caña para la pro­duc­ción de bioen­ergía. Su ancho recolec­tor de 2,38, uno de los más anchos del mer­ca­do, cuen­ta con dedos recolec­tores que, debido a su menor dis­tan­ci­amien­to, per­miten lev­an­tar todo el mate­r­i­al de una for­ma más suave. Por últi­mo, su conex­ión ISOBUS con el trac­tor per­mite que, des­de un mon­i­tor, se pue­da con­tro­lar la den­si­dad y la pre­sión de todo el equipo. Gra­cias a su sis­tema de lubri­fi­cación automáti­co, este equipo puede adap­tarse tan­to a las condi­ciones de pro­ducir for­ra­je o energía, dan­do como resul­ta­do cal­i­dad de con­fec­ción, pro­duc­tivi­dad y efi­cien­cia”.

En el Inge­nio Azu­carero se pro­ducen dos for­mas de bioen­ergía bien difer­en­ci­adas: el vapor gen­er­a­do en calderas y el alco­hol pro­duci­do en la des­til­ería. “Con­ta­mos con once calderas con las que gen­er­amos alrede­dor de 550 tn/h de vapor que se uti­liza como fuerza elec­tro­motriz de las turbinas de trapich­es, usi­na eléc­tri­ca, bom­bas y ven­ti­ladores. En este caso, el vapor de escape de las turbinas (1,2 Kg/cm2 – 150ºC) se imple­men­ta para cale­fac­ción en el pro­ce­so”. A su vez, Luque explicó: “el com­bustible uti­liza­do en las calderas es el baga­zo, que es el resid­uo del pro­ce­so de molien­da de la caña de azú­car, rico en fibra celulósi­ca y de alto poder calorí­fi­co”.

“El obje­ti­vo de pro­ducir bioen­ergía medi­ante máquinas for­ra­jeras es ampli­ar en la matriz energéti­ca la par­tic­i­pación de las energías ren­ov­ables, reducir el uso de gas nat­ur­al como com­bustible adi­cional al pro­ce­so y evi­tar la que­ma de ras­tro­jo, tan­to acci­den­tal como inten­cional”, afir­mó el pres­i­dente de la empre­sa.

El pro­ce­so pro­duc­ti­vo

La bioen­ergía o energía de bio­masa es un tipo de energía ren­ov­able que proviene de cualquier for­ma de mate­ria orgáni­ca deriva­da de las plan­tas o ani­males y que se puede encon­trar tan­to en la leña como en los resid­u­os agrí­co­las, de ani­males y sóli­dos urbanos.

“El pro­ced­imien­to de gen­eración de bioen­ergía con las máquinas for­ra­jeras es un pro­ce­so tradi­cional, caldera a bio­masa. El baga­zo pro­duci­do en el tratamien­to de molien­da de la caña de azú­car (30% del peso de la caña) es envi­a­do a las calderas medi­ante un sis­tema de ras­tras. En las calderas, el baga­zo ingre­sa por la parte media supe­ri­or y es que­ma­do en un lecho flu­idiza­do, reti­ran­do las cenizas por la parte infe­ri­or. Para que­mar efi­cien­te­mente el baga­zo se uti­liza un vol­u­men de aire con­sid­er­able que es pro­por­ciona­do por ven­ti­ladores. Las cenizas son reti­radas medi­ante pul­sos de agua y los humos son fil­tra­dos en fase húme­da para luego ser trata­dos y recir­cu­la­dos a los fil­tros. En el caso del uso del RAC (Resid­uo agrí­co­la de cosecha o mal­o­ja), se dispone de una alter­na­ti­va mix­ta, es decir, se que­ma el RAC o se real­iza la mez­cla del mis­mo con baga­zo. Esto depen­derá de las condi­ciones y disponi­bil­i­dades del pro­ce­so”, explicó Luque.

En la actu­al­i­dad, los com­bustibles fósiles son recur­sos cada vez más esca­sos y cos­tosos. Es por ello que los país­es desar­rol­la­dos optan por la gen­eración de energías alter­na­ti­vas, como es el uso de bioen­ergía, las cuales están muy lig­adas al sec­tor agropecuario y son muy impor­tantes en las acciones de cam­bio climáti­co.

Fuente: Agro­si­tio.