La caña de azúcar logra un mayor crecimiento con los biofertilizantes

La semilla plantada en 
unas 10.000 ha recibe el producto a base de bacterias.

Des­de la Sec­ción Agronomía de la Caña de Azú­car de la Estación Exper­i­men­tal Agroin­dus­tri­al Obis­po Colom­bres (Eeaoc) de Tucumán, el grupo de tra­ba­jo de la inves­ti­gado­ra doc­to­ra María Lau­ra Tor­to­ra, bajo la direc­ción del doc­tor Eduar­do Romero, vienen tra­ba­jan­do des­de hace mas de cin­co años en la uti­lización de “biofer­til­izantes” a base de bac­te­rias pro­mo­toras del crec­imien­to, a fin de incre­men­tar los rendimien­tos y la pro­duc­tivi­dad de la caña de azú­car, reducien­do de esta for­ma el uso de fer­til­izantes sin­téti­cos.

La caña de azú­car es un cul­ti­vo que posee ele­va­dos requer­im­ien­tos nutri­cionales, debido a su gran capaci­dad de pro­duc­ción de bio­masa aso­ci­a­da a la pro­lon­ga­da duración de su ciclo.

Entre los nutri­entes nece­sar­ios para su crec­imien­to y desar­rol­lo, el “nitrógeno” es el más impor­tante.

Gran parte de este nutri­ente asim­i­la­do por la plan­ta es apor­ta­do por la min­er­al­ización de la mate­ria orgáni­ca del sue­lo. Sin embar­go, no resul­ta sufi­ciente para sat­is­fac­er los requer­im­ien­tos del cul­ti­vo, que depen­di­en­do de los rendimien­tos, oscilan entre los 150 kg y los 200 kg de nitrógeno por ha y por año. Por esta razón, la fer­til­ización nitro­ge­na­da con­sti­tuye una prác­ti­ca agronómi­ca nece­saria.

Actual­mente, la urea es el fer­til­izante nitro­ge­na­do más uti­liza­do y se apli­can aprox­i­mada­mente 240 kg de urea/ha/año.

Sin embar­go, sólo entre el 20% y el 50% del nitrógeno apli­ca­do es uti­liza­do por el cul­ti­vo, el resto no asim­i­la­do se pierde por lix­iviación, den­i­tri­fi­cación y/o volatilización, con­vir­tien­do al fer­til­izante quími­co en una fuente impor­tante de con­t­a­m­i­nación ambi­en­tal.

Energía fósil

Por otro lado, la sín­te­sis de estos fer­til­izantes deman­da altos nive­les de energía fósil, por lo que a fin de lograr la sosteni­bil­i­dad de los Pro­gra­mas Bioen­ergéti­cos, es nece­sario reem­plazar­los total­mente en un cor­to pla­zo. La uti­lización de bac­te­rias pro­mo­toras del crec­imien­to, como biofer­til­izantes, con­sti­tuye una de las alter­na­ti­vas más promiso­rias para el mane­jo agronómi­co sus­tentable de los cañav­erales. Entre los mecan­is­mos por los cuales las bac­te­rias mejo­ran el crec­imien­to de la caña de azú­car se encuen­tra la fijación biológ­i­ca del nitrógeno, pro­ce­so medi­ante el cual el cul­ti­vo puede lle­gar a obten­er has­ta un 70% de sus requer­im­ien­tos de nitrógeno.

Además, las bac­te­rias pro­mo­toras del crec­imien­to tam­bién pro­ducen fito­hor­monas que inducen el crec­imien­to aéreo y radic­u­lar, sol­u­bi­lizan fos­fatos insol­ubles y pro­ducen sideró­foros, con­tribuyen­do así a la asim­i­lación de fós­foro e hier­ro, respec­ti­va­mente.

Fór­mu­las com­er­ciales

Medi­ante inves­ti­ga­ciones real­izadas des­de la Sec­ción Agronomía de la Eeaoc, en con­ve­nio con empre­sas pri­vadas, se ha logra­do ajus­tar el uso de for­mu­la­ciones com­er­ciales, como tam­bién ais­lar y car­ac­teri­zar bac­te­rias pro­mo­toras del crec­imien­to autóc­tonas adap­tadas a las condi­ciones agroecológ­i­cas de nues­tra provin­cia, que han demostra­do ten­er, tan­to en ensayos en invernácu­lo como en cam­po, altas capaci­dades para col­o­nizar e inducir el crec­imien­to de la caña de azú­car. Por ello, están sien­do con­sid­er­adas para la for­mu­lación y com­er­cial­ización de nuevos biofer­til­izantes. Estas bac­te­rias pertenecen a los géneros bac­te­ri­anos Azospir­il­lumGlu­conace­to­bac­ter y Herbaspir­il­lum.

Las mejo­ras

Por otro lado, el ajuste y la difusión de esta tec­nología por la Eeaoc, ha per­mi­ti­do reducir sig­ni­fica­ti­va­mente la apli­cación de fer­til­izantes sin­téti­cos, ya que actual­mente alrede­dor de 55.000 ha de cañav­erales ubi­ca­dos en difer­entes regiones de nues­tra provin­cia, son fer­til­izadas con media dosis de fer­til­izante nitro­ge­na­do sin­téti­co, suple­men­ta­do con biofer­til­izantes com­er­ciales, obtenién­dose los mis­mos rendimien­tos que con la dosis con­ven­cional, mien­tras que unas 10.000 ha se apli­can sólo con biofer­til­izantes, pul­ver­izan­do la semi­l­la al momen­to de la plantación, logran­do así un mejor y más rápi­do establec­imien­to del cañav­er­al.

Fuente: La Gac­eta.