La agroindustria de la caña de azúcar hace buen uso del agua

Cada ingenio azucarero aprovecha responsablemente el valioso líquido, utilizando para el riego de cañaverales, solamente la cantidad que se requiera según sus necesidades de producción.

Ante las aler­tas y como una for­ma de sal­va­guardar el vital líqui­do, los inge­nios azu­careros imple­men­tan difer­entes planes y mecan­is­mos encam­i­na­dos al buen uso y cuida­do del agua, entre acciones que van des­de las más sen­cil­las, has­ta las más com­ple­jas, emple­an­do estu­dios cien­tí­fi­cos y tec­nología de pun­ta, que per­miten mane­jar efec­ti­va­mente la prob­lemáti­ca del ver­a­no en la pro­duc­ción de azú­car.

Esas prác­ti­cas de mane­jo respon­s­able se garan­ti­zan entre los efec­tos de la sequía y el cam­bio climáti­co que han aumen­ta­do sig­ni­fica­ti­va­mente durante las últi­mas décadas, afectan­do a más de 10 depar­ta­men­tos del país, en tem­po­radas de ver­a­no, ponien­do en ries­go la seguri­dad ali­men­ta­ria y la pro­duc­ción agrí­co­la en el ter­ri­to­rio nacional.

Cada inge­nio azu­carero aprovecha respon­s­able­mente el valioso líqui­do, uti­lizan­do para el riego de cañav­erales, sola­mente la can­ti­dad que se requiera según sus necesi­dades de pro­duc­ción. Las efec­ti­vas prác­ti­cas rep­re­sen­tan para la empre­sa, no solo la preser­vación del agua, tam­bién una mejor fun­cional­i­dad.

La imple­mentación de téc­ni­cas como el riego por goteo, ase­gu­ra un mane­jo efi­ciente, apli­can­do el agua gota a gota con pre­sión casi nula en el área radic­u­lar de la plan­ta por medio de los emisores, colo­ca­dos a dis­tan­cias especí­fi­cas.

Este méto­do ahor­ra mucha más agua que los sis­temas tradi­cionales de riego super­fi­cial, en donde el agua de canales o cuer­pos de agua se lib­era en sur­cos o cuen­cas abier­tas y se dis­tribuye por gravedad.

Algunos inge­nios apues­tan por los estu­dios o informes hechos en sus esta­ciones mete­o­rológ­i­cas, donde se reg­is­tra la pre­cip­itación y la evap­o­tran­spiración o can­ti­dad de agua en el sue­lo que vuelve a la atmós­fera como con­se­cuen­cia de la evap­o­ración y de la tran­spiración de las plan­tas, real­izan­do el riego úni­ca­mente cuan­do el cul­ti­vo de caña ver­dadera­mente lo requiera.

Inclu­so la agroin­dus­tria de la caña de azú­car de Hon­duras cuen­ta con var­ios logros e impor­tantes cer­ti­fi­ca­ciones, no obstante es el primer gremio de la región cen­troamer­i­cana en con­tar con una memo­ria de sosteni­bil­i­dad acorde al GRI Stan­dards.

Fuente: La Tri­buna.